El escritor aragonés Félix Teira firmó ayer ejemplares de Hijos y padres, un relato múltiple de adolescentes que viven atenazados por el azote de la crisis en sus hogares.

--Hijos y padres nos habla de un panorama muy realista sobre los jóvenes que observan cómo viven sus padres ante la precariedad de la crisis.

--La crisis nos afecta a todos y los adolescentes estaban acostumbrados a otro nivel de vida, así que esto supone meterse en una piscina de agua fría. A los diecisiete o dieciocho años se tiene una mirada muy crítica, casi brutal.

--¿Más lúcida que con el poso de la edad?

--Creo que sí, porque creo que alguien más mayor piensa que la sociedad puede cambiar y el adolescente está amaneciendo, y ve un cambio de conducta de sus padres que no entiende. Lo que trato también es de que los libros sean literatura y que se haga transparente la denuncia.

¿Por qué eligió hablar de un tema en boca de todo el mundo?

--Hay gente que hace novela histórica o fantástica y es respetable, pero mi trayectoria literaria ha sido la cruda realidad. Así escribí sobre la guerra de Yugoslavia o cuando emergía la extrema derecha con Le Pen. Pienso que la literatura debe dar cuenta de su sociedad, ¿qué hizo el Lazarillo? Daba cuenta de cómo era aquello, porque yo leyendo historia me imaginaba a la España imperial, pero no imaginaba que pasaban hambre.

--Este nuevo libro habla en función de un mosaico de perspectivas de diferentes adolescentes.

--Siempre es interesante aportar multitud de puntos de vista y eso supone la dificultad de hacer una novela coral, porque en realidad es un conjunto de cuentos se van entrelazando y forman un puzzle que se desentraña al final. Va desde el prisma de una chica que vive en una familia de la alta burguesía hasta el chico que tiene una familia destrozada.

--¿De dónde obtuvo sus fuentes de inspiración?

--Los escritores de toda la vena realista decían que había que salir a la calle, y es donde está la inspiración. No me creo al novelista que está encerrado en su torre de marfil, mi inspiración está ahí. Trabajo en un instituto con chavales adolescentes y eso me pone en contacto con ellos.