FLORA Y FAUNA. MARÍA BUIL, IGNACIO FORTÚN, LINA VILA

LUGAR: Palacio de la Aljafería

FECHA: Hasta el 25 de septiembre

El regreso a lo natural es el motivo de la exposición Flora y Fauna ideada por Fernando Sanmartín, responsable de la reunión de tres creadores cuyas obras dan testimonio de los múltiples enfoques desde los que afrontar la relación del ser humano con la naturaleza. A lo largo de su trayectoria, María Buil, Ignacio Fortún y Lina Vila han hecho del tema que ahora se les propone asunto principal de su trabajo, sin que sus obras tengan mucho más en común. De eso trata también esta exposición, de situar su posición ante el mundo e invitar a la reflexión de los espectadores.

María Buil (Zaragoza, 1970) abandonó la ciudad para vivir en un pueblo. Una decisión que afecta a su pintura. Pintar por encima de todo. Junto a un sapo de corral que agiganta en el lienzo, una oveja y una cabeza de cerdo comparten ahora escenario con la galería de retratos de niños y de la mujer sabia. La mirada es lo que importa representar de tal modo que los ojos de los animales y de las personas retratadas reclaman la atención, si bien es la de los animales la más interrogativa quizás por el desconocimiento que María Buil considera que los humanos tenemos del reino animal. Pero, cómo situarse ante la mirada de una oveja. En su librito Dibujando con animales, Calder anotó que la pose o, mejor, la falta de pose del animal resultará un elemento turbador. Una posible clave para mirar los retratos de animales de Buil.

La soledad y el desarraigo definen los paisajes de Ignacio Fortún (Zaragoza, 1959). Siempre ha sido así, más allá de los asuntos que desde 1997 representa sobre planchas de zinc o de aluminio. Extrarradios de las grandes ciudades, arquitecturas de barrio sin vida, escenarios urbanos de tránsito que atrapan a los individuos en la experiencia incierta de los no lugares, o paisajes rurales. Y ahora Un viaje, título de la secuencia narrativa que transcurre en una geografía agreste en la que Ignacio Fortún ensaya una profundidad espacial con la que expresar la expresividad de un tiempo que fue. El hombre guía al ganado por parajes de acantilados y mares de naturaleza espectral.

Lina Vila (Zaragoza, 1970) pinta flores y animales espléndidos o terribles, según, pero en esta ocasión eligió pintar el fértil campo de calabazas del vecino. Se trataba de un ensayo plástico. Pero la vida, siempre la vida, cambió los planes. Y Lina Vila contrariando su primera intención volvió a ser la protagonista de un relato que no había pretendido. Todo lo que se hace es autobiográfico, declaró Dorothea Tanning. Lina Vila comparte esta afirmación, y también que uno de los objetivos de pintar es precisamente escapar de su biografía. Pero cómo escapar de la biografía cuando hay que afrontar la vida. Una posibilidad es sellar la unión con la naturaleza mediante un proceso de metamorfosis que alivia y pone en marcha el tiempo futuro.