Escuchar una canción de Francho Sarrablo es escuchar sus pensamientos. Y en su segundo disco, La raíz del destino, le canta a su tierra, Aragón (Hijos de Nabaín, Entalto Pirineo), a la solidaridad con los refugiados (Buen tiempo para el mercader de alambre)... «Yo vivo el día a día, como todo el mundo y al igual que tengo cosas personales que cantar, también tengo otras que afectan a la sociedad y al momento en el que vivimos», asegura el músico oscense.

Han pasado tres años desde que publicara su primer disco, Aún somos nuestros, tiempo que ha necesitado «para vender discos y así tener financiación para este segundo». Las canciones que componen La raíz del destino las ha escrito desde 2011 hasta ahora. A la hora de incluirlas fue «las que yo creía que tenían sentido que fueran juntas y en un determinado orden».

Para Francho Sarrablo, el título hace referencia a una de las canciones del disco, un trabajo más ligado a la tierra en cuanto a temática, pero también musical, ya que «he usado instrumentos como la gaita, que en el primer disco no toqué, así que puede tener una esencia más folk». Pero al mismo tiempo, asegura que es «más contundente, más oscuro, más roquero». Esa evolución se debe también a que «tengo en mente presentar mis canciones no solo con la guitarra --como ha hecho hasta ahora-- sino también con un grupo».

Para publicarlo, recurrió al crowfounding. Sin esta posibilidad «es muy difícil. Yo lo que busco es el punto en el que ni gane ni pierda dinero. Que pueda grabar el disco sin arruinarme». Reconoce que el disco es ahora «algo obsoleto porque no hay necesidad de comprar discos para escuchar música porque ya está internet». Pero al mismo tiempo quería «grabarlo como se hacía antes. El tener que entrar al estudio, con músicos» le hizo que pidiera ayuda a «la gente de alrededor, la que sigue tu música y así se puede hacer un disco profesional». De todas maneras, cree que para el siguiente, ya no lo hará ya que «tengo un público que me respaldará».

PARDINILLA Y RICHI MARTÍNEZ

Para la grabación del disco contó con músicos como Quique Casanova, Joaquín Pardinilla o Richi Martínez. «Ya había trabajado en el primer disco y es fantástico porque son músicos mucho más experimentados que yo y lo que consiguen es llevar tu música a un nivel en el que yo, por mis medios no podría haber llegado». Y pone como ejemplo los solos de guitarra de Pardinilla, que «le dan un sentido y un carácter a todo el disco fundamental». Y también la colaboración con Richi Martínez, que es técnico de sonido, arreglista, toca el piano y el bajo y «entre todos consiguen que suene una banda que realmente no existe».

Francho Sarrablo es uno de los componentes de La Ronda de Boltaña, un proyecto «muy diferente» al personal. «Somos 12 o 14, allí toco la gaita y canto, dentro de un gran grupo hago una pequeña función mientras que en esto voy yo solo con la guitarra y tengo toda la responsabilidad». Son proyectos muy diferentes pero «el estar en La Ronda me ha ayudado y asentado a la manera de cantar y de componer y a los temas que elijo. Al final cada uno es fruto de las cosas que vive».

Acaba de presentar La raíz del destino en Lumpiaque; y para enero tocará en un recital benéfico. La idea que tiene es llevar sus canciones a Madrid y Barcelona, algo que ya hizo con su primer disco y tuvo una buena acogida.