La sala Ignacio Zuloaga de Fuendetodos presenta hasta el 15 de octubre la exposición de los grabados realizados por trece alumnos de la Escuela de Arte de Zaragoza y rinde de este modo homenaje al exdirector de la misma Pascual Blanco Piquero.

La exposición incluye 47 estampas realizadas por 13 jóvenes creadores y forma parte de la apuesta de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) por los nuevos talentos aragoneses. «Apoyar a los artistas jóvenes es una de las señas de identidad del actual equipo de gobierno», destacó el coordinador del área de Ciudadanía de la institución, Juan José Borque, quien recordó que el nuevo Centro de Arte y Exposiciones de Ejea también exhibe las creaciones de los alumnos de la Escuela de Arte de Zaragoza.

El director de este centro público con más de cien años de historia, José Miguel Acero, subrayó que para los responsables de la escuela y para sus alumnos es «una magnífica oportunidad» exponer junto a la casa natal de Goya. «Ojalá esta colaboración pueda mantenerse en el futuro», deseó.

Por su parte, el jefe del departamento de Grabado y Cerámica de la escuela, Jaime Caparrós, recordó que en el centro se imparte un ciclo formativo superior de Grabado y Técnicas de Estampación de tres años de duración. «Son unos estudios muy específicos en los que enseñamos unas técnicas basadas en la tradición y sin embargo las encaminamos a que sean aplicables al futuro y a las nuevas tecnologías», reconoció Caparrós.

La selección de los 47 grabados exhibidos ha sido realizada por la historiadora del arte Belén Bueno con un criterio principal: la calidad de las obras. En la exposición, heterogénea y compuesta por múltiples realidades, están representadas las cuatro técnicas que se enseñan en la Escuela de Arte de Zaragoza: el grabado en relieve, el grabado en hueco, la litografía y la serigrafía. Además, la muestra rinde homenaje al exdirector de la Escuela de Arte de Zaragoza Pascual Blanco Piquero, que falleció en 2013 y fue el impulsor del primer taller de grabado que se puso en marcha en el centro. «Pascual sentía por el grabado una pasión reflejada en su extensa y magistral obra realizada en esta técnica», recalcó Jaime Caparrós.