En 1775, un Goya recién casado con Josefa Bayeu viajó a Madrid para iniciar su etapa de pintor en la corte real, un trabajo que acabaría catapultándole hasta el estatus de leyenda del que goza hoy en día. Sin embargo, y en contra de algunas concepciones que se tienen sobre él, Francisco de Goya no abandonó ni se olvidó de su tierra natal hasta su periodo en Burdeos, y prueba de ello son los documentos epistolares que intercambió a lo largo de 25 años con su amigo de la infancia y comerciante zaragozano Martín Zapater.

Son estas cartas las que han permitido que Zaragoza acoja desde ayer una de las exposiciones sobre el pintor más importantes de los últimos años, reuniendo hasta 21 lienzos y cartones firmados por el genio de Fuendetodos realizados durante su etapa en la corte ilustrada, y que llega a Zaragoza utilizando como hilo conductor estos documentos epistolares, gracias a la colaboración de la Fundación Bancaria La Caixa con el Museo del Prado y el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Esta exposición, que complementa las obras de Goya con otras de pintores como Sasso, Bayer o Paret, que ayudan a entender el clima de ilustración en la corte madrileña; fue presentada ayer en el CaixaForum por la directora general adjunta de la Fundación Bancaria La Caixa, Elisa Durán; el director de CaixaForum Zaragoza, Ricardo Alfós; el director territorial de CaixaBank, Raúl Marqueta; el historiador de arte y ex director del Museo del Prado, Miguel Zugaza y por las dos comisarias de la exposición, las conservadoras del área de pintura del siglo XVIII y Goya del Museo Nacional del Prado, Manuela B. Mena y la alemana Gudrun Maurer.

PÚBLICO E ÍNTIMO// «Goya vivía allí» indicó Mena señalando el óleo sobre lienzo titulado Ascensión de un globo aerostático ante la corte de Carlos IV, pintado por Antonio Carnicero entre 1772 y 1773. «Era un corte exquisita, en la que se podían hacer volar estos aparatos que solo se habían visto antes en París, pero después Goya llegaba a su casa y escribía a su amigo Zapater que le iba a enviar una docena de chorizos, así era él, público y a la vez íntimo, y estas cartas así lo demuestran» indicó la comisaria, que señaló la importancia de estos documentos para comprender los trabajos del pintor ya que según ella «solo el estudio de la persona proporciona la capacidad para comprender enteramente su arte».

Unos trabajos que reúnen algunos de los temas favoritos de la corte de la época de la Ilustración, como la caza, las escenas campestres, los retratos y la opulencia de la corte, y que pueden apreciarse en lienzos como Carlos III cazador, Niños con perros, El pelele o La gallinita ciega, obras pertenecientes a la exposición permanente del Museo del Prado y que hasta la fecha habían abandonado sus muros en muy contadas ocasiones.

La exposición recoge a su vez piezas de cerámica y abanicos, así como tres retratos a Martin Zapater, realizados en momentos históricos distintos, y en los cuales se puede apreciar la evolución estilística de Goya, además de la «depurada, económica y vibrante» pincelada del maestro de Fuendetodos.

SELLO PERSONAL// Sin embargo, y a pesar de pertenecer a su periodo de corte y por lo tanto, habiendo sido concebidas sujetas a las exigencias de la aristocracia, las obras de la exposición muestran también diversas pinceladas del estilo crítico e incisivo que tanto caracterizó posteriormente al pintor. «Los nobles exigían a Goya escenas campestres y jocosas, y él se las proporcionaba, pero siempre sujetas a su estilo, mostrando por ejemplo en Niños con perros a dos niños en calzones sujetando a un mastín de caza, un perro muy peligroso capaz de hacer auténticas barbaridades» indico Mena durante la visita guiada posterior a la presentación.

Así mismo, la comisaria comentó otra de las particularidades de Goya, su obsesión por pintar a los animales mirando hacia el espectador del cuadro, una singularidad que puede apreciarse perfectamente, además de en varios óleos de la exposición, en uno de los cuadros más famosos del pintor, La carga de los mamelucos en la Puerta del Sol, que no se encuentra en la exposición. «Es como si solo ellos fuesen plenamente conscientes de las atrocidades y los horrores que suceden a su alrededor» indicó la comisaria.

LAS CARTAS / «Las cartas que Goya envió a Zapater dos veces por semana a lo largo de 25 años presentan imágenes tan fuertes como las presentadas en sus cuadros, una imágenes que reflexionan acerca de quiénes somos» explicó Mena, que comentó la interesante dualidad temática presente en la obra del pintor. «Por un lado tenemos su relatos exquisitos de la corte y por otro nos encontramos sus pinturas negras, se trata de una reflexión sobre el ser humano, sobre cómo somos capaces de mostrar la ternura más exquisita así como la crueldad más inaudita».

Del mismo modo Mena quiso hacer hincapié en la importancia de la amistad entre Goya y Zapater, indicando que «la muerte de su amigo dejó una impronta rastreable en sus pinturas posteriores», indicando que la imaginación de Goya poseía un matiz humano que permitía contemplar su obras como «un conjunto de sus problemas, sus vacilaciones y sus desastres».

Del mismo modo, la comisaria quiso destacar la importancia de tener este compendio de obras fuera de su lugar expositivo habitual. «Hace 15 días todas estas pinturas se encontraban en la exposición permanente del Museo Nacional del Prado, se trata de una muestra de obras de primera categoría que ha sido enriquecida por el Museo de Bellas Artes de Bilbao» indicó Mena.

Esta muestra, que se presenta como el plato fuerte de la temporada de exposiciones 2017-2018 del CaixaForum Zaragoza, permanecerá en la ciudad hasta el próximo 21 de enero de 2018, tras lo cual será trasladada al Museo de Bellas Artes de Bilbao, donde permanecerá de febrero a mayo.