A Bayona hay que reconocerle que sabe hacernos llorar. Lo demostró en ‘Lo imposible’ (2012) y repite aquí. Es una pena que en el proceso nos convierta en ratas ‘pavlovianas’, recurriendo al exceso dramático y a metáforas obvias. NANDO SALVÀ

Bayona incide de nuevo en el género fantástico y las relaciones familiares complejas a partir de una preciosa y triste historia en la que la enfermedad de la madre y la relación con un monstruo imaginario se convierten en los ejes de un retrato infantil. Q. C.