Un tramo de uno de los torreones que flanqueaban la Puerta de Roma de Caesaraugusta (una de las cuatro entradas de la ciudad que posteriormente fue la Puerta de Valencia) ha sido hallado «en perfecto estado» en el sótano compartido de una tienda y un bar situados en Coso, 147. El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, fue el encargado ayer de desvelar el hallazgo acompañado, entre otros técnicos, del arqueólogo municipal, Francisco Escudero, clave en el descubrimiento.

«Hemos encontrado toda la parte inferior de la torre sur y quizá si se limpiara encontraríamos incluso más. Tenemos seis alturas de sillares muy bien conservados y vemos que se trata de una torre especial porque es de cuerpo un poco más grande», explicó el propio Escudero. Se trata de un lienzo de 4,75 metros de largo y una altura de 2,3 metros distribuidos en cuatro hiladas, que corresponde al parámetro exterior de la torre de la muralla.

Junto a eso, el gran valor de este descubrimiento es que «si en algunas partes de San Juan de los Panetes está algo reconstruido, lo que hemos encontrado aquí está intacto, de época romana, sin añadidos y en muy buenas condiciones», prosiguió Escudero.

SEGUNDA MITAD DEL SIGLO III/ El muro de sillares forma parte del torreón exterior, datado en la segunda mitad del siglo III o comienzos del IV. Los 2,3 metros de altura se distribuye en cuatro hiladas y otra de la que solo se ve su plano superior enrasado con el suelo del sótano. Entre las hiladas inferiores de las torres se perciben también tres escalonamientos.

El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, se mostró muy contento de «poder celebrar este descubrimiento que nos permite desvelar cómo era nuestra ciudad hace 2.000 años». En ese sentido, el primer edil explicó que «el hallazgo es fruto de la búsqueda de vestigios de Ceaesaraugusta encargado por el consistorio para diseñar un plan director de protección de restos romanos visibles e invisibles».

En realidad, más que un hallazgo se trata de una confirmación ya que se tenía constancia de su existencia por parte de algunos expertos y estudiosos, aunque, eso sí, estaba sin catalogar. De hecho, la propia propietaria de la tienda, Begoña Bolea, indicó que cuando compró el local, «en el 2001, ya estaba visible aunque no sabía de su valor ni de su interés que me ha sorprendido».

El reto es ahora hacer visitables estos restos arqueológicos ya que se encuentran en locales comerciales de titularidad particular con los que habría que conveniar. «Hay que buscar la forma de que todo el mundo lo pueda visitar y los turistas visiten estos restos romanos», señaló el consejero de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Fernando Rivarés, que se mostró relativamente optimista con conseguirlo: «Encontraremos la vía para que se pueda acceder sin molestar».

El gerente de Urbanismo del ayuntamiento, Miguel Ángel Abadía, aseguró que ya están trabajando para catalogar este elemento de nueva aparición y darle la seguridad jurídica adecuada».

En ese sentido, Escudero afirmó que «seguir investigando vamos a seguir, ahora depende de lo que quiera hacer el ayuntamiento».