En mitad de la vorágine tras conquistar el Goya a la mejor película, dirección y guion adaptado por La librería, la directora catalana conversa con EL PERIÓDICO sobre la gala, el humor, el feminismo y la cultura.

-Hubiera sido la bomba que todas las mujeres del cine español se presentaran en pijama. ¿Por qué su idea fue acogida con tanto recelo en el gremio?

-No sé. Hay muchos intereses creados también en este tipo de eventos, los diseñadores de moda, las joyas... Además entiendo que es un día para estar guapo y lucir. Pero al mismo tiempo me parece que hay dictaduras de las que deberíamos empezar a pasar un poco para no estar tan pendientes del vestidito o el taconcito.

-Ha prometido ir en pijama a la gala del 2018.

-Sí. Hice una apuesta con una amiga.

-Y sin maquillaje.

-Vamos a ver. Tampoco me maquillo mucho, unas pinceladas y ya está.

-Ganando el premio Forqué de los productores a la mejor película hay muchas posibilidades de conquistar el Goya. La estadísticas así lo confirman. ¿De verdad no se esperaba los ‘cabezones’?

-El de guion adaptado un poco, pero con el corazón te digo que para nada los de mejor película y dirección. Viendo cómo avanzaba la noche cada vez lo tenía más claro. Pero pasó. Fue como ganar un partido de fútbol en el último minuto. Muy emocionante.

-¿Cómo lo está celebrando? Creo que está de ruta cultural con Emily Mortimer y Bill Nighy por Madrid.

-Hemos hecho muchas cosas culturales, sí, incluido un tour nocturno por el Museo del Prado. También hemos comido muy bien.

-¿Entendieron algo de la gala los británicos Mortimer y Nighy?

-Nada. Y eso que yo les iba explicando cosas, pero el humor de Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla es muy difícil de traducir.

-Y a usted, ¿qué le pareció la ceremonia?

-Todo se ve de manera diferente estando en primera fila. Estás a otras cosas. El humor de Reyes y Sevilla a mí sí que me gusta, pero entiendo que haya gente a la que los Goya no le hayan hecho gracia. Es una ceremonia muy larga porque todos los que salimos queremos agradecer muchas cosas. Barajé la idea de callarme y no decir nada porque tenía claro que a esas alturas de gala la gente ya quería irse a sus casas. Pero, a ver, me dio el Goya un señor como Carlos Saura, que ha hecho películas maravillosas y que me han marcado. ¿Y yo iba a estar callada? De todas maneras, los Oscar también son interminables.

-Podrían no emitir ‘Informe Semanal’ ese día para empezar antes.

-Ya, pero bueno, eso son cosas de programación. De todas maneras, hay una cosa que alguna gente parece haber olvidado. La gala de los Goya, a lo largo de sus 32 años de historia, sí que la han dirigido mujeres. Yo misma, por ejemplo. Fue el año que premiamos a Ricardo Franco. El año de José Luis Borau con las manos en blanco denunciando a ETA. El sábado se escuchó mucho que solo hay presentadores varones, pero parece que a la gente se le ha olvidado que Eva Hache lo hizo estupendamente y que la mejor persona que ha presentado los premios fue Rosa Maria Sardà. Se nos olvida que las mujeres hacemos cosas.

-En el atril reivindicó a la gente que lee y va al cine. ¿Qué nos aporta la cultura?

-Eso es lo mismo que preguntar qué nos aporta la vida.