También presentada como aspirante al Oso de Oro, la tunecina Hedi había dado de qué hablar por dos motivos: primero, es la primera película de procedencia árabe que compite en Berlín en 20 años; segundo, viene avalada por la garantía de calidad que representan Luc y Jean Pierre Dardenne. Mientras cuenta la historia de un hombre que debe escoger entre aceptar un matrimonio que le ha sido impuesto y dejarse llevar por la pasión, el director Mohamed Ben Attia demuestra haber aprendido de ellos una sensibilidad particular a la hora de mirar a la gente y al mundo. Hedi insiste en subrayar de forma tosca el paralelismo entre su protagonista, que vislumbra una promesa de libertad pero se ve lastrado por el yugo materno, y un país que fue el primero en vivir la primavera árabe pero que sigue sin haber completado su revolución.