Toros de Guardiola Fantoni, flojos y mansos en general, se salvó el 3°. Rui Fernandes, ovación y silencio tras aviso; Sergio Galán, silencio y oreja; Manuel Manzanares, oreja y ovación tras aviso. Un cuarto de entrada.

Ni sí ni no, sino todo lo contrario. Con ese murmullo transcurría la mañana en La Misericordia hasta que, casi sin esperarla, irrumpía en el ruedo Sardinera (de la ganadería Hermanos Marcén). Una carrera loca le bastó para empotrarse contra la plataforma central y lastimarse un cuerno. Aún aguantó mermada un par de minutos más (hasta ese momento los más animados de la jornada), tiempo que fue un revulsivo para este I Desafío de San Jorge en el que participaban siete ganaderías con dos vacas cada uno.

Quién sabe qué hubiera pasado si Sardinera no se hubiera lastimado (con menos de cinco minutos en el ruedo no se podía aspirar al premio, según las bases de la competición), pero lo cierto es que, desde ese momento, la jornada se animó. En las siguientes vacas, el cuadrilátero ya no era una estructura sin más, era un elemento de juego en el que la vaquilla parecía Benny Hill. Las pirámides ya no eran torres metálicas en las que se podían refugiar los recortadores, eran lugares para que las vacas lucieran elegantes y poderosas desde todo lo alto y hasta la tijera ya no era una trampa vertical, sino una prueba de embiste hacia arriba del animal.

Pero, entre la diversión, no convenía olvidar que las vacas tienen cuernos que pueden llegar a ser peligrosos. Que se lo digan a Chicu (corredor valenciano) que vio como el animal le empotraba contra la plataforma metálica casi a traición. Fue el momento de mayor tensión de la mañana. Albera (así se llamaba la rebelde) no quería saber nada de entrar a los corrales, ni con el buey mediante, y los corredores se echaron encima de la misma para retirarla, ante la desaprobación de la vaca que se revolvió con virulencia. Aún así, la operación acabó sin consecuencias.

Y justo cuando Timbalera, última vaca de la mañana, quería irse por la Puerta Grande, en el sentido literal, se acabó el tiempo estipulado. Momento de los premios a la Mejor Vaca y al Mejor Lote. Avispada (Hermanos Marcén), la más activa, enérgica y juguetona de la mañana, se llevó el galardón mientras que la ganadería de los Hermanos Vela vio reconocido su lote como el de mayor calidad. Los ganaderos de Mallén triunfaron en el concurso con Maña y Graciosa.