La gala de clausura del XX Festival de cine de Zaragoza resultó ser un emotivo homenaje al oficio interpretativo; a estos actores que dan la cara en las películas (encarnados, por ejemplo, en Mercedes Sampietro y Federico Luppi, premios Augusto a la trayectoria), pero también a aquellos que hacen miles de kilómetros buscando un escenario en el que actuar. Y por extensión, a todos aquellos que protagonizan los trabajos que fueron reconocidos a mejor cortometraje, documental o largometraje de las diferentes categorías.

La gala, que presentó Jesús Nadador en la sala Mozart, comenzó recordando a los clowns, esos que hacen reír, encarnados en 12 actores aragoneses, que recordaron a colegas de otros tiempos, como Inocencia Alcubierre, Raquel Meller, Paco Martínez Soria; a los de teatro, como Mariano Cariñena, Pilar Delgado, Santiago Meléndez, Pilar Laveaga, Cristina Yáñez, Joaquín Murillo, Pilar Molinero; y a otros jóvenes, como Itziar Miranda, Nacho rubio, Armando del Río, Jorge Usón y un largo etcétera, demostrando que Zaragoza --y Aragón-- es tierra de cine... y de actores.

Mercedes Sampietro y Federico Luppi fueron los intérpretes que atrajeron más miradas y se llevaron los aplausos más ruidosos. Ella dijo que es "una ilusión muy grande y una alegría" recoger el premio que lleva el nombre de Augusto, señaló. Para la actriz, que no dejó de sonreír durante su aparición en el photocall, "todos tienen su significado, pero este es muy importante porque soy medio aragonesa (su padre es de Radiquero) y cada vez que vengo aquí tengo la sensación de estar en casa y recuperar sensaciones del pasado"

Luppi reconoció: "No sé que tipo de excusa dar de por qué me dan este premio. Me da alegría recibirlos, aunque sea sin méritos". El actor, que el año pasado, estrenó en el "maravilloso" Teatro del Mercado, dijo sentirse "encantando" en nuestra ciudad "salvo por el frío". El argentino dijo no saber "por qué me dan este premio" a una carrera que es "de obstáculos y que unas veces los saltas bien y otros mal".

Preguntado por a quién le iba a dedicar su galardón, señaló: "En este momento, el contacto más importante que tengo con la realidad es mi mujer (Susana Hornos, que estudió en la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza), que me hace de cicerone; y que tiene más habilidades y sabiduría que yo. Así que es ella la que merecería el premio".

GALARDONES Por primera vez, el festival realizó otros homenajes, denominados Oficios del cine, que en esta edición recayeron en Julio Luzán, creador de escenografía; y el maquillador Pedro