‘LA SABIDURÍA DE QUEBRAR HUESOS’

Pablo Matilla

Ed. Témenos

Los libros de relatos suelen tener la habilidad de provocar desconcierto. A mi alrededor, una gran mayoría de personas designan como favorito el género de la novela, ávidos lectores que quieren una historia larga que les haga temblar de principio a fin. Pero yo creo que lo que les pasa es que con la brevedad no se atreven. Acabo de terminar la lectura de un volumen de esos en los que cada pocas páginas llega un final capaz de generar más preguntas que respuestas. Esta belleza de título, La sabiduría de quebrar huesos, se corresponde con uno de esos cuentos que aparecen de repente en su interior y se imponen por su temática, su fuerza y la agilidad de su escritura. Lo que en él se nos narra resulta, como poco, inquietante. Alguien que tiene la maldad a su alcance y elige mirar hacia otro lado. Alguien que no obtiene lo esperado. Alguien que no espera lo que ha obtenido.

Sí, ese es el nexo de unión entre todos los momentos literarios que aquí se reúnen: el miedo a algo o el miedo a alguien, el miedo a estar o el miedo a no estar, el miedo a ser o el miedo a no ser. La propia contraportada lo explica con detalle con una mera enumeración en la que saltarse una línea supondría un error fatal. Quince formas de temer, quince formas de amar. Y allí nos zambullimos para conocer a desalmados y desarmados que construyen tramas en un mundo tan cercano como onírico.

La sabiduría de quebrar huesos es una reunión de historias que necesitan una mirada intensa. Los personajes que por sus páginas desfilan son vulnerables, están desprotegidos, se hallan necesitados de ajustar cuentas con la vida, la propia y la de los otros. Es verdad que los huesos son frágiles y no resulta difícil vivir una fractura en primera persona. La metáfora funciona. Nos rompemos con mayor facilidad de lo que los demás creen. Con mayor facilidad incluso de lo que creen quienes nos rompen.

Pablo Matilla es el creador de tanta vivencia suelta. Parece ser que en este caso se trata de una recopilación de relatos que, en algún caso, han formado parte de antologías e incluso han obtenido el reconocimiento internacional a través de merecidos premios. No me ha extrañado saberlo. Los hay magníficos, como ese que tiene a Poe como homenajeado para dar vida a una original historia que de inmediato se convirtió en mi favorita. Creo que el autor se decantará por otras, pero una de las cosas buenas que, a mi parecer, tienen las obras breves es que llegan a los lectores de muy diferente manera. Una novela larga acaba siendo una única historia. Un cuento corto está lleno de muchas historias únicas. Entrar en ellas siempre supone un viaje repleto de incertidumbres.

Ordenar los relatos a la hora de ser publicados no es tarea fácil. Hay que abrir con aquel que anuncia un universo nuevo y cerrar con otra vuelta de tuerca que invite a la reflexión, como si el principio y el fin fueran lo único que en verdad importara. Aquí no solo ocurre que el orden supera la expectativa, sino que además el autor ha tenido la habilidad de hacer que primer y último relato versen sobre el mismo personaje en distinto momento vital. Y entre uno y otro la existencia transcurre dejándonos sus hechos convertidos en palabras.

Este libro está publicado por la editorial Témenos, un término que nos remite a la Antigua Grecia, y cuyo significado, como amante de la etimología, os invito a averiguar. Y mientras eso ocurre, disfrutad de estas historias en las que la ficción y la realidad han aprendido a caminar en paralelo. Estamos invitados a acompañarlas.