No sorprendió pero, desde luego, ni muchos defraudó. Podríamos decir que cumplió con las expectativas. Y no eran pocas ya que el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza, última parada de su gira española, estaba casi lleno y con ganas de saborear al Enrique Bunbury más artista. Por eso cuando se apagaron las luces y empezaron a sonar los acordes musicales, el público empezó a aplaudir... y ya se podría decir que no paró.

Entre las sombras de los instrumentos de sus músicos en el escenario realizó su aparición estelar Enrique Bunbury, con un traje blanco y con poses que a veces recordaban a John Travolta, para empezar a cantar La ceremonia de la confusión, la canción con la que también se abre su último disco, Expectativas. «Estamos honrados de pisar este escenario. Interpretaremos canciones de nuestro nuevo disco y haremos un repaso a diferentes etapas. Esperamos que disfruten con el repertorio seleccionado para ustedes esta noche», clamó Bunbury desde un escenario donde estuvo arropado por una sensacional banda con el aragonés Santi del Campo al mando del saxofón en ella.

Tal y como sucede en el disco, a La ceremonia de la confusión le siguió La actitud correcta y, a ella, Porque las cosas cambian del álbum Hellville de Luxe con la guitarra a cuestas. «Porque vuestra amistad me sostiene de cumbia madre...», cantó parte de la letra señalando al público y por entonces la algarabía ya era completa. Bunbury se había metido al público en el bolsillo (si es que en algún momento no lo había estado). Cuna de Caín fue el siguiente tema antes de viajar, y nunca mejor dicho, a su disco El viaje a ninguna parte con El anzuelo.

Hacia delante y hacia atrás estaba caminando un repertorio cuya siguiente parada fue Parecemos tontos que sirvió de respiro para un público que volvió a encenderse y de qué foma cuando Bunbury se lanzó a recuperar una canción de Héroes del Silencio: «En la anterior gira, Mutaciones, abrimos la caja de Pandora para recuperar pequeños tesoros y en esta gira hemos decidido seguir por esta línea», dijo enigmáticamente el artista antes de que empezara a sonar El mar no cesa ante la más que evidente aprobación del público.

RESCATE DE CANCIONES / Fue el arranque de una primera parte vigorosa del concierto que ofreció anoche Bunbury en su casa, antes de empezar la gira latinoamericana, que conforme avanzó la noche se fue alejando del repertorio de Expectativas para rescatar canciones de otros discos y, cómo no, de su etapa en Héroes del Silencio. También tuvo tiempo para dejar que sus músicos se lucieran (especialmente intenso y aplaudido estuvo el local Santi del Campo) y para expresar el cariño que le tiene a Zaragoza y que esta le tiene.

En el largo viaje (el concierto se prolongó por espacio de aproximadamente dos horas), Bunbury volvió a demostrar su buena salud musical y que los sucesivos giros que ha ido dando en su constante evolución musical siguen recibiendo el aprobado de sus seguidores que ayer abrazaron multitudinariamente su propuesta.