La muestra Francisco de Goya y la Academia de Bellas Artes de San Luis, que se podrá visitar en Logroño hasta el 30 de marzo, plantea la relación entre este pintor y la institución zaragozana, explicó ayer su comisaria, Magdalena Lasala.

Lasala inauguró esta exposición, en un acto en el que también intervinieron el presidente de la Academia de Bellas Artes de San Luis, Domingo Buesa; el consejero de Hacienda del Gobierno de La Rioja, Alfonso Domínguez; y la alcaldesa de Logroño, Concepción Gamarra. Además, participaron los directores del centro Ibercaja La Rioja, Mayte Ciriza, y de la Obra Social de Ibercaja, Juan Carlos Sánchez.

La comisaria señaló que el objetivo de esta muestra itinerante, que se exhibe por primera vez fuera de Zaragoza, es difundir entre el público la figura de Goya, así como que se conozca esta institución y a quienes han formado parte de ella. Subrayó que la mayoría de las 65 piezas que componen esta muestra son originales, y todas son «delicadísimas», razón por la que se ha tardado tanto tiempo en mostrarlas.

Ciriza detalló que esta exposición está compuesta por 63 dibujos, un óleo y un borrón (un dibujo similar a un boceto), con un total de tres piezas de Goya, que son un dibujo de Academia, el óleo que representa a Pignatelli y el borrón.

Por su parte, Domínguez destacó el «compromiso que tiene el universo Ibercaja» con La Rioja, que está relacionado con el crecimiento económico, la creación de empleo y la cultura, del que es ejemplo esta muestra, ya que es «un privilegio» contar con sus «maravillosas obras». «No es extraño que hablemos en esta exposición de la Ilustración, momento en el que surgieron todas aquellas ideas filosóficas y científicas que mucho más allá de ser la base que nos ha llevado hoy a este impresionante crecimiento tecnológico, ponían en el centro de la vida la razón», recalcó.

Buesa relató que, en un momento determinado, un conjunto de personas «se dieron cuenta de que, para que la sociedad marchara hacia un futuro» era necesario hacer máquinas, tratar carreteras, levantar edificios, «y, para eso, era fundamental saber dibujar». «No se aprendía a dibujar para generar obras bellas, sino para generar progreso y futuro», recalcó Buesa, quien añadió que se han sacado las colecciones de esta academia para que se vea cómo, en el siglo XVIII, s»e apostó por el hombre, la mujer y la dignidad del ser humano».