Fue en 1988 (¡la que ha caído desde entonces!) cuando se produjo uno de los encuentros más fructíferos y necesarios de la música popular: el protagonizado principalmente por Toumani Diabaté, el rey malí de la kora mandinga, y el grupo español Ketama, practicante de un celebrado flamenco transversal y transculturado. La experiencia se plasmó en el disco Songhai, y tuvo continuidad, seis años después en Songhai 2. Los dos álbumes apenas tuvieron traslación al directo, y hemos tenido que esperar casi cinco lustros para disfrutar en un escenario la magia de Songhai. El año pasado tuvo lugar la nueva reunión de Toumani y sus compinches españoles (con algunas ausencias históricas como la de Antonio Carmona), espectáculo que pudimos ver en el festival Pirineos Sur.

El miércoles, con más rodaje que hace un año, Songhai subió al escenario del teatro Principal para encandilar a 400 personas (la mitad de aforo del teatro, teniendo en cuenta que alguna de sus secciones está cerrada), una asistencia discreta para una apuesta tan notable, en una ciudad que pregona, más que practica pasión por la cultura. Pero a lo que vamos: tal vez no fue un concierto brillante en todo su conjunto, pero sí fue espléndido en muchas de sus partes. Emocionante, diría. Con Toumani, embrujador, saliéndose (como es habitual en él) por las 21 cuerdas de la kora; Juan Carmona, clásico y preciso con la guitarra; Josemi, rotundo e indagador, también con la guitarra española; Javier Colina, imaginativo en el contrabajo; José Manuel Ruiz Bandolero, colorista en las percusiones; Kiki Cortiñas, vibrante en la voz flamenca (su presencia anula cualquier añoranza posible) y Bah Kouyaté, Naba Traoré (hermana de la gran Rokia) y Moriba Diabaté, sólidos en los coros.

Tras un inicio flamenco (Juan y Kiki, primero; Josemi, Bandolero y Colina, después, con una pieza de De cerca, el reciente disco de Josemi), el grupo al completo inició ese paseo singular en el que se enredan músicas, culturas, pasiones e intenciones. Del disco que fue de debut sonaron África, Mani mani kuru, Jarabi, Caramelo y Vente pa Madrid; y de Songhai 2 se retomaron Pozo del deseo, Mali sajo y Djamana djana. Una delicia.

En África, el imperio Songhai, alcanzó su apogeo a comienzos del siglo XVI con Askia Mohammed. Hoy otro imperio, musical pero de igual nombre, contraataca. Con brío.