--¿Cuál es el mensaje de 'La llamada'?

--Está basado en las llamadas del carnaval uruguayo, que eran expresiones populares en las cuales los tambores salían a la calle para hacer que la gente se sumara a la celebración. Estas canciones tienen ese carácter de convocatoria y de celebración.

--A su esencia propia de cantautor, añade una instrumentación basada en ritmos latinos, ¿De dónde le viene esa influencia?

--Normalmente el cantautor compone desde la armonía y la melodía y a mí me apetecía construir desde el ritmo y acudí a la tradición musical que siento más cercana, que siento parte de mi patrimonio, que es Latinoamérica. En nuestra cultura musical converge la música de los pueblos originarios dando lugar a cadencias muy diversas.

--'La llamada' tiene una visión optimista, ¿ha abandonado el lamento propio del cantautor?

--Puedes protestar con la certeza de que las cosas van a cambiar. Intento cantar desde la indignación pero tratando de abrir ventanas a la esperanza. La llamada es un canto a la gente que vive con heroicidad para sobrevivir a la precarización. Creo que hay señales de que existe una nueva sensibilidad política que es generalizada. La gente se siente parte de ese nuevo movimiento.

--¿Esa esperanza de la que habla tiene que ver con su reciente paternidad? ¿también ha cambiado su música?

--Tu música tiene que estar íntimamente ligada a tu vida. No podría entender el ejercicio de composición de otra forma. Componer es un diálogo muy íntimo con uno mismo y uno le canta a lo que le emociona, y nada inspira más que tener un hijo. La llegada de mi hija está presente en todas mis canciones.

--Sus canciones no esconden un partidismo ideológico, ¿le ha perjudicado?

--Supongo que sí tanto en cuanto que en la política española hay mucho sectarismo. Pero qué se le va a hacer, yo no sé ser de otra forma. Hay un cierto pudor a definirse ideológicamente y a hacer canciones comprometidas porque por ciertos sectores de la sociedad hay un desprecio a todo activismo reflejado en el arte.

--Entonces, ¿piensa que es necesario que la música esté cerca de la política?

--Más allá de la política de partido, soy fiel a unas ideologías. Es una postura que parte más de lo sentimental. Y resulta que no solo me emociona el amor y desamor, también la visión de un mundo desigual. Yo no digo que todas las canciones deban ser comprometidas políticamente, es más, el 80% de mis canciones no lo son pero no me parece bien que el escapismo se imponga de manera hegemónica en la propuesta musical.

--¿Qué le parece el crowdfounding y las plataformas digitales que están surgiendo dentro de la industria musical?

--Me parecen bien porque permiten una independencia a los músicos para elaborar sus propios proyectos. Me parecen mal porque son resultado del desmantelamiento del tejido industrial. Parece que los artistas estamos condenados a pasar la gorra, a depender de la voluntad del mecenazgo.

--¿Cómo concibe usted un concierto?

--Me es muy difícil desligar la grabación de un disco del directo. Las canciones no se terminan hasta que no se cantan en un escenario. Hay una cierta liturgia, es generar un espacio de encuentro, esa magia. Cuido la puesta en escena para hacerla teatral, por eso me gusta contar cuentos y contextualizar las canciones.