Javier Celaya (Bilbao, 1963) es el director académico del V Congreso Iberoamericano de Cultura, que desde hoy hasta el viernes reunirá en Zaragoza a 174 ponentes, 1.400 participantes inscritos y 15 delegaciones nacionales para debatir sobre el impacto de las nuevas tecnologías en el intercambio de información.

--¿Explique cuáles son los motivos por los que se plantea este congreso y con qué objetivos?

--Estamos en un momento en el que la sociedad ha cambiado las maneras de abordar y consumir la información, el ocio y el entretenimiento, así como las formas de compartir esas experiencias. Ante esos nuevos hábitos de consumo, la industria está abocada a cambiar su oferta, a innovar modelos. Siempre digo que el cambio de la era analógica a la digital es similar al de la revolución industrial, que generó nuevos hábitos de producción y consumo. Internet ha arrasado con la sociedad analógica y hay que reconstruir desde el principio.

-- El congreso lleva como título Cultura digital, cultura en red. Hablamos de las nuevas tecnologías como medio de difusión cultural, como medio de consumo...

--De todo ello, pero también, fundamentalmente como medio de creación. La humanidad no ha tenido nunca como ahora un mayor número de personas capaces de crear cultura y de compartirla. Internet ha creado una sociedad mucho más abierta a la creación y a la difusión. El máximo exponente, aunque tenga críticas, es Wikipedia, que puede tener incorrecciones, pero también las tenía la Enciclopedia Británica. Pero antes, el acceso al conocimiento era limitado a un coto reservado. En muchos municipios españoles no había, ni hay, teatros, ni bibliotecas... Ahora, un ciudadano con un móvil puede acceder a todos los contenidos culturales que desee.

--Estamos hablando también de un congreso Iberoamericano. Es decir, que abarca un amplio espacio geográfico con países de desarrollo muy dispar. ¿Cómo se está produciendo en ellos la inmersión en este mundo tecnológico?

--Nos sorprenderíamos muchísimo con una panorámica del estado de usos y consumo de las nuevas tecnologías en estos países, que podríamos decir que han viajado del pasado al futuro sin pasar por el presente. Insisto en que, en la era analógica, en los países iberoamericanos el acceso a la cultura era deficitario y la era digital ha sido una puerta de entrada al conocimiento. Con internet ha habido un incremento muy importante de personas que han podido acceder a contenidos culturales y a la educación. Estamos ante un momento único en el que las brechas sociales de acceso a la cultura pueden reducirse y hacer una sociedad más igualitaria.

-- En estos tiempos de crisis, ¿que pueden aportar las nuevas tecnologías a la cultura y, sobre todo, el congreso, a un desarrollo económico?

--A veces se menosprecia a la cultura cuando en realidad es el 3% del PIB y la edición del libro en español es la cuarta industria mundial. Ahora hay que saber incorporar la tecnología a la cultura, dos realidades que están condenadas a entenderse, aunque hasta hace poco parecía que chocaban. Puedes tener el mejor de los contenidos, pero si la gente no lo descubre y lo comparte, te lo comes. Antes decía que la gente de la calle ha asumido la era digital de una forma más natural que la industria, que es la que debe descubrir nuevos modelos para llegar a la gente. Por eso, el congreso incluye un concurso llamado Emprende con cultura, que pretende ayudar a plantear nuevas formas de enfocar los negocios. Se han seleccionado 21 proyectos empresariales, de los cuales un jurado elegirá seis que serán premiados por el Príncipe de Asturias.

--O sea, que este congreso puede tener sus aplicaciones prácticas e ir más allá de los habituales debates teóricos...

--Esa es la idea. Que no se quede en lo teórico y que aporte un enfoque útil al sector, que los interesados descubran nuevas formas de hacer las cosas, nuevas experiencias que otros aportan y que puedan hacer contactos para que luego esas ideas puedan ser adaptadas a su entorno, a su realidad. Si se fija, los anteriores congresos iberoamericanos de cultura han tenido una gran presencia institucional que aquí se ha reducido de una forma importante, porque el objetivo es que sea un congreso práctico.