Estopa llega esta noche a la sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza (21.30 horas) dentro de su gira de presentación del último disco, Rumba a lo desconocido. "En Málaga y Granada (donde arrancó la gira) fue muy bien, hubo una buena simbiosis", comenta José Muñoz.

--Su último disco se llama Rumba a lo desconocido, ¿de verdad hay algún terreno sin explorar para Estopa?

--Más que terrenos desconocidos, sí que hay situaciones desconocidas. Nos sentimos un poco como esas tortugas que nacen en Australia, con sus huevos en la playa, que a lo mejor ponen mil y de esos llegan a la orilla doscientos. En la orilla hay un montón de depredadores y se las comen y solo llegan al ancho mar un bajísimo porcentaje. Nos sentimos como ese bajo porcentaje de tortugas que han llegado a asomar y ahora empiezan un camino desconocido.

--Desconocido pero supongo que seguro por todo el apoyo que tienen detrás...

--Siempre hemos estado bastante seguros... A lo mejor, la juventud, bueno, la extrema juventud porque ahora seguimos siendo jóvenes (ríe), te hace tener esa seguridad también. Lo único que ahora tratas de disfrutar el momento al 100%. Con el tiempo, aprendes a disfrutar.

--En este nuevo trabajo hablan de una revisión de la rumba pero lo que parece claro es que han apostado por sonidos más potentes.

--Es un disco más claro, ya no hay sonidos electrónicos. Lo que hay son sonidos más humanos y orgánicos. La rumba siempre se ha fusionado muy bien con el rock, reggae, hasta incluso con el pop y la verdad es que en este disco, como hemos tenido cuatro años para poder hacerlo, hemos ido componiendo en diferentes momentos. Componíamos dos canciones y nos íbamos al estudio, componíamos otras dos y al estudio... Por lo tanto, han sido compuestas y grabadas por diferentes estados de ánimo con distintas metodologías. Todo influye y a lo mejor eso ha ayudado a que salgan sonidos más seguros (ríe), más potentes.

--¿Es la composición un ejercicio de improvisación?

--Nosotros nunca componemos pensando en que estamos haciendo un disco. Nos gusta mucho improvisar. Cuando vemos que tenemos la piel de gallina, vemos que tenemos canción. Hemos compuesto alrededor de treinta y tantas canciones para quedarnos con doce. Cuanto mayor plantilla tienes para hacer un once inicial, siempre es mejor.

--Improvisar es, desde luego, un ejercicio muy rumbero...

--Sí, aunque yo creo que en todos los ámbitos se puede improvisar... En el rap, en el rock, en la rumba, en el flamenco y en el jazz aunque siempre tenemos que decir que no nos gusta el jazz. Todo es pura improvisación.

--No les imaginaba 16 años después de cantarle a la raja de una falda, que hicieran una canción como Gafas de rosa

--Pues mira, ha salido sola porque tampoco hemos querido hacer una canción social a toda costa. Simplemente, con las situaciones que hemos ido viendo, con la indignación global que había, con estos políticos que tenemos que predicaban una cosa, luego hacían otra y se llevaban el dinero a Suiza... Eso hace que te indignes y hace que salgan canciones como Gafas de rosa.

--Suena a que han madurado...

--Hemos dejado de cantar a los porros y a los botellones. Ahora quizá sean canciones más introspectivas, hablamos más del inexorable paso del tiempo. Son temas más diurnos y cuentan estados de ánimo... Pero sí, creo que sí, ha habido una maduración a la hora de componer canciones.

--¿Cómo resisten 16 años después todavía juntos? Lo digo porque no es algo muy habitual en la música que un grupo dure tanto...

--Nosotros somos hermanos, y ya sabes que los hermanos o se odian o se quieren mucho. Nosotros somos de los que nos queremos y todo es mucho más fácil, somos un apoyo en la gira, en casa y si tenemos problemas, nos vamos a apoyar. Esa es la clave de nuestra durabilidad y sobre todo el factor vital es que lo que hacemos nos gusta mucho, nos lo pasamos muy bien, y mientras nos siga apasionando y poniendo los pelos de punta hacer canciones, habrá Estopa para rato.

--Antes hablábamos de vuestra canción más social pero, ¿cómo se ve la crisis desde la barrera que proporciona ser un grupo de música de éxito que llena recintos allá donde va?

--Nosotros es cierto que vemos los toros desde la barrera. No nos podemos quejar en exceso de nuestra situación personal pero, claro, ves el futuro de tus hijos, amigos y familia que tienen trabajos precarios los que lo tienen y ves la situación que no es que se vaya a arreglar... Los políticos hablan de macroeconomía, de que si la prima de riesgo, de que si está todo mejorando y yo la verdad es que no lo noto, en la economía de a pie no se nota. Sí, hay trabajo pero a lo mejor te hacen trabajar dos horas en un sitio, dos en otro... y sin tener ningún tipo de seguridad, te pueden despedir en cualquier momento. Es una situación delicada y complicada. Ves los recortes en sanidad, educación, en cosas tan necesarias que piensas, '¿no habrá otras cosas en las que recortar?' Nuestro sentir es este aunque no vivamos en primera persona el hecho de tener un mal trabajo, de sufrir para poder llevarse un bocadillo a la boca. Lo que pasa es que nosotros sí tenemos la capacidad de empatizar con la gente que tiene esos problemas. Parece que a los políticos les falta empatización.

--¿Cómo será el concierto de Zaragoza?

--Es un repertorio que lo hemos preparado para que la gente disfrute, no hemos querido hacer un repertorio abaladado ni tampoco hemos querido hacer canciones experimentales. Ponemos toda la carne en el asador, canciones de toda la vida que nos han llevado hasta donde estamos, del primer disco hasta el último con pinceladitas de este último porque sabemos lo que la gente quiere oír. Es un repertorio donde no hay tregua ni descanso. Son dos horas de pura cañita y suena de la hostia.

--¿Qué relación guardan con Zaragoza?

--Siempre que ha habido una gira ha sido cita ineludible y siempre nos lo hemos pasado muy bien. El público de Zaragoza siempre nos ha mostrado su cariño en los conciertos cantando nuestra canciones desde la primera hasta la última y la verdad es que nos tienen mal acostumbrados. El día que no las canten diremos 'vaya'...

--Entonces no querrán volver...

--Sí, hombre, sí. Si no las cantan, también volveremos. Entonces pensaremos que las están oyendo (ríe).