El actor Juan Diego ha lamentado que a la ciudadanía "le endosen su móvil y su juego" en vez de hablar de teatro, de vida o de humanismo, y ha reivindicado la cultura para que no nos quedemos sin "lo que somos", que es "palabra".

En la presentación de la obra "Una gata sobre un tejado de zinc caliente", que llega hoy a Zaragoza después de que comenzara su andadura por los teatros de todo el país en noviembre en Avilés (Asturias), el intérprete ha considerado "obligatorio" ofrecer textos "de la palabra, de la verdad y de la vida", como este que presenta.

Juan Diego, que ha encarnado una amplia gama de personajes a lo largo de su trayectoria artística, ha apuntado que para que él lo elija su historia ha de servir de algo, que la gente sienta, reflexione, ría y que cumpla así el cometido para el que se hicieron "las nobles y bellas artes".

Del mismo modo, pide que su personaje "sea verdad, que tenga sus razones", porque de lo contrario es muy difícil estar bien en un texto en el que estás "mintiendo".

El actor sevillano interpreta al "abuelo" en este proyecto, dirigido por Amelia Ochandiano y que incluye también en el elenco a Eloy Azorín, Maggie Civantos, José Luis Patiño, Marta Molina y Ana Marzoa.

Se trata de un "grandísimo texto teatral" de Tennessee Williams que "así de primeras, apetece", ha asegurado su directora.

En concreto, surge de una última versión de su clásico que hace en unas conversaciones con el cineasta Elia Kazan, en el que le da una vuelta a la trama y le da más protagonismo a ese "abuelo" al que da vida Juan Diego, que "atraviesa" la función de principio a fin y que ha servido para que ambos puedan trabajar juntos por primera vez, algo que ya habían intentado en el pasado.

Ochandiano ha apuntado que se trata de una función "muy exigente" y "muy difícil", en la que los personajes pasan por un ejercicio emocional "tremendo", ya que el autor los pone "al límite", con todos ellos "al borde" y con las crisis estallando una por una.

El reparto es "muy diferente", ha reconocido, cada uno trabaja "con su método", pero el proceso ha sido "maravilloso" y las crisis han sido todas creativas y no personales.

Sobre su personaje, Juan Diego ha explicado que le ha aportado su "mirada personal" de lo que siente y de lo que ve y, a partir de ahí, del pacto con la directora.

"Es un mierda espantoso", ha afirmado entre risas en referencia al "abuelo" que interpreta, "pero yo lo quiero porque yo soy tan mierda como él, dentro de mí está todo", y porque "no hay otra forma" de entender lo que dice y hace.

Tiene que llegar ahí, entenderlo y quererlo, porque si no cumple con ese papel "no sirve de nada", ha insistido.

Juan Diego y su personaje aportan "la verdad y la defensa de un pensamiento" y, al final, es el espectador el que se lleva los puntos de vista y los sentimientos de todos.

La directora ha apuntado también que, al tratar al personaje "desde las tripas y la verdad", han aparecido toques distintos, como ciertos puntos de sentido del humor.

Ha calificado al actor como "un toro de Miura" y ha reconocido sobre sí misma que también es "tremenda", pero lo que podía haber acabado en un "choque de trenes" ha culminado en una relación de confianza desde el primer momento.

Trabajar con él es "un ejemplo" por su dedicación, su entrega, su disciplina y su generosidad, ha agregado.

El intérprete, por su parte, ha señalado la virtud de Amelia Ochandiano como directora, que es "actriz buena" y, por tanto, conoce los problemas de los actores y su oficio.