El escritor Julio Martínez Mesanza fue galardonado ayer con el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Poesía, dotado con 20.000 euros, por la obra Gloria. El jurado, presidido por el subdirector general del Libro, Javier Pascual, premió esta obra «por insuflar un aire nuevo a la tradición clásica, avanzando en profundidad en esta nueva entrega poética, plena de belleza formal y sentido de la rebeldía ante el pensamiento único vigente», anunció ayer el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Julio Martínez Mesanza (Madrid, 1955) es licenciado en Filología italiana por la Universidad Complutense de Madrid y ha traducido, entre otras obras, la vida nueva, de Dante Alighieri, y La Arcadia, de Jacopo Sannazaro, además de publicar libros como Gloria y Europa (1983). En 1996 publicó Las trincheras y, en 2007, Entre el muro y el foso. Algunos de los poemas de estos títulos componen la antología Soy en mayo (2007) de quien fue director de comunicación de la Biblioteca Nacional y asesor en el Ministerio de Educación y Cultura, así como director de los centros del Instituto Cervantes de Lisboa, Milán, Túnez y Tel Aviv, estando actualmente al frente del de Estocolmo.

«Gratamente sorprendido» por el galardón, Julio Martínez Mesanza, el también autor de Europa, la defiende como «más vigente que nunca» y reivindica que un mensaje de «unidad» es lo mejor que se puede ofrecer hoy en día a la sociedad, en un momento en el que vive el devenir de Cataluña con «lógica preocupación».

Reconoce que es «consciente» de que su visión del mundo apoyada en «los valores tradicionales que han configurado Occidente, Europa y España, a menudo ahora desdeñados, no se acomoda a los estándares actuales», pero ve «necesario» tener «un sentido profundo de lo que han significado y significan Europa y Occidente en el mundo».

De la valoración que hizo el jurado de su Gloria -«plena de belleza formal y sentido de la rebeldía ante el pensamiento único vigente»- cree que, aunque su poesía «es más que ese posicionamiento ideológico», en la obra se refleja que «de alguna forma vivimos en una dictadura de lo políticamente correcto en la que hay temas que resultan tabú».

Con los clásicos -Homero, Virgilio, Ovidio y Dante- y la «gran poesía» española del Siglo de Oro como referentes, a este poeta se le ha incardinado en la corriente épica, aunque él puntualiza que la suya es una poesía lírica que recurre a «símbolos históricos que vienen del campo bélico».

UN MOMENTO RICO

Clave en su carrera fue la publicación de parte de su obra en La generación de los ochenta, de José Luis García Martín, ya que «ayudó bastante a situarla» y la abrió a más lectores. Martínez Mesanza opina que, pese a que muchos puedan pensar que, como anticipaba Golpes Bajos, corren «malos tiempos para la lírica», estamos ante un momento «muy rico» de la poesía española, con un panorama «no tan unitario como en otras generaciones» sino formados por voces «múltiples, variadas y todas muy ricas».

Y defiende, sobre todo, que «nunca se puede renunciar a la poesía» porque, aunque tenga «un alcance limitado», inferior al de otros géneros en cuanto al número de lectores, «con que llegue a unos pocos, transformados por la poesía, pueden ayudar a que las cosas sean mejores y vistas de otra manera por la sociedad».