Ha sido corresponsal en Londres, París y Lisboa, entre otros destinos. Dentro del mundo periodístico, ha ejercido funciones como ser subdirector del desaparecido diario Pueblo. También ha sido guionista de radio y de televisión. Dentro de su obra literaria destacan los libros de viajes, en los que Reverte muestra al lector los paisajes, rostros e historias que encuentra en el camino, mezclándolos con notas históricas, filosóficas y políticas. Entre ellos destacan su trilogía sobre África, formada por El sueño de África, Vagabundo en África y Los caminos perdidos de África; El corazón de Ulises, ambientado en Grecia, Turquía y Egipto; o El río de la desolación, en el que narra un viaje por el Amazonas que estuvo a punto de costarle la vida debido a la malaria. Estuvo ayer en Zuera y en la DPZ en un encuentro con sus lectores como parte del VI Ciclo de conversaciones con el autor.

—¿Qué le atrae de estos encuentros con los lectores?

—Me atraen este tipo de eventos porque la gente que asiste a ellos son lectores habituales, lectores de verdad, gente que tiene un nivel intelectual que de normal no se da entre la gente de a pie. No son personas que de repente han visto el cartel y se han pasado para probar suerte, sino que son cultos y conocen tu obra.

—¿Si pudiese asistir a una charla con el autor de su elección quien sería?

—Esa es fácil, Homero (ríe).

—¿Cree que le resultaría interesante la odisea particular que realizó por Grecia, Turquía y Egipto que narró en ‘Corazón de Ulises’?

—No sabría decir. Homero es el fundador de la literatura, es decir, que la literatura tal y como la conocemos hoy en día la inició él ya que antes no existía esa manera de acercarse al retrato de la sociedad, la historia y los héroes humanos. De hecho, yo diría que desde él la literatura apenas ha cambiado. Sí que es verdad que los mitos como tales son anteriores, pero esa forma de expresarlos nace con él y con su Odisea y su Ilíada, que son la base de nuestra literatura actual. De ahí mi interés en hablar con él.

—¿Es verdad que solo viaja para escribir?

—Si. Yo lo de viajar por viajar no lo entiendo. Me gusta ir fijándome en las cosas y tomando notas para después poder expresar lo que he visto, lo que he sentido y lo que he oído. Es un oficio estupendo y una forma de hacer trascender el viaje. De ese modo además de poner los pies en un lugar puedes llegar a crear algo que pueda despertar el interés de otras personas. Yo no viajo por descanso, yo descanso cuando escribo.

—Ha cruzado el círculo polar ártico en la más completa oscuridad y estuvo a punto de perder la vida en el Amazonas a causa de la malaria. ¿Cuál ha sido su experiencia más extrema?

—Son tantas que es complicado escoger solo una. Pero si tengo que elegir quizá me quede con mi viaje por el río Congo, donde durante un periodo de una hora estuve secuestrado por un grupo de militares borrachos y fumados de marihuana que me amenazaron varias veces con la muerte. Ese quizá haya sido el momento más peligroso de mi vida, al menos de mi vida viajera. Pero ha habido otros momentos maravillosos, como encontrarme ante la belleza imponente del cráter del Ngorongoro en Tanzania y otras miles de historias.

—No solo escribe libros de viaje. Su trabajo más reciente, ‘Banderas en la niebla’ es una novela con la que cierra su trilogía de la Guerra Civil Española compuesta además por ‘Venga a nosotros tu reino’ y ‘El tiempo de los héroes’ y que narra la batalla de Lopera en Jaén. ¿Se ha escrito mucho de la Guerra Civil pero muy poco del campo de batalla?

—Así es. Se ha escrito mucho de la retaguardia, de los problemas políticos que la causaron y que llegaron con ella, pero de lo que es el campo de batalla muy poco. Si preguntas a cualquiera que te diga un solo libro sobre la guerra civil que hable del campo de batalla probablemente no sepan decirte ninguno. Hay muy pocas, yo recuerdo haber leído A sangre y fuego de Chaves Nogales, que son pequeños retratos de la Guerra Civil donde el campo de batalla si tiene ese peso, pero al margen de eso poco más. Sí que hay escritores olvidados por ahí como Jesús Izcaray, al que tuve la oportunidad de conocer en persona, que escribieron sus relatos desde el frente, pero en general se ha escrito muy poco de esas feroces batallas.

­—¿Cómo sería un libro de viajes de Javier Reverte por Aragón?

—(Ríe) La verdad es que no creo que lo haga nunca porque no quiero escribir sobre España. Pero de hacerlo probablemente lo haría sobre el Ebro. Es un río que me gusta mucho y que de ser navegable me gustaría recorrer. Se ha intentado pero por el momento no parece una opción.