La vidriera de Correos de principios del siglo XX ya luce con todos su esplendor, después de que hubiera quedado oculta por 30 años de suciedad. La limpieza "ha sido compleja", tal y como aseguró ayer el aparejador Rafael López Mompear. Un grupo de clientes asistieron ayer a una visita donde pudieron contemplar el resultado de tres meses de trabajo de restauración, realizado por Elio S. A., que adjudicó las obras a "empresas aragonesas", que han hecho un trabajo "muy profesional". Las obras han costado unos "doscientos mil euros".

Las labores han sido complicadas por los andamios, pues "no se podían montar porque podía demoler el forjado que estaba debajo", así que han sido muy ligeros y "arrojaban dificultades para los trabajadores". Después hubo que desmontar todas las piezas una a una. La cristalera se fotografió, se numeraron las piezas de 40 x 40, "se las llevaron al taller, se repusieron una a una todas las que estaban dañadas. Se desmontó la armadur, se rehizo el emplomado, se cambiaron los cristales de colores rotos", etc. Y luego hubo que colocarlas en Correos. Allí descubrieron que la cristalera estaba "mal montada" porque tenía que "tener por detrás una varilla para darle rigidez" y estaban por delante por lo que "hubo que invertir la cristalera".