Cuando se anunció a Oliver Stone como Gran Premio Honorífico del Sitges de este año, algunos se preguntaron si había suficientes razones de índole fantástica. El director del festival, Ángel Sala, recordó ayer algunas de ellas, antes de la clase maestra del director: películas de sus inicios como Seizure y La mano, como también el guion de Conan el bárbaro, o la que es según Sala una "película de terror absoluto" como Nixon.

Y parecía que de fantástico iba a tratar una masterclass que, en realidad, fue conversación entre el director y sus fans. El moderador Mike Hostench empezó preguntando a Stone por su pasión por el cine asiático de terror más extremo. El cineasta quiso explicar cómo, en los 70, la forma más rápida de darse a conocer era rodar un título de terror de bajo presupuesto. "Fue una experiencia intensa y acabó en el fondo de un programa doble en la calle 42. No hizo dinero, como tampoco después La mano. Pero al menos me enseñó un montón sobre la existencia humana".

La cultura japonesa y asiática en general siempre fueron parte de sus intereses. Su esposa es coreana, como recordó Hostench. A principios de los 90, Stone llegó a producir el primer filme yanqui (Laberinto de hierro) del japonés Hiroaki Yoshida.

PELÍCULA FAVORITA El turno de preguntas y respuestas sirvió para saber, por poner un ejemplo, cuál es la película favorita propia de Stone: no Platoon ni JFK, sobre las que después se habló largo y tendido, sino aquella Alejandro Magno masacrada por la crítica. Su autor recomendó hacerse con el DVD o Blu-ray del "montaje definitivo" --nada menos que tres horas y 40 minutos de Alejandro Magno-- para saber mejor cuáles eran sus verdaderas intenciones.

Un aparente aspirante a cineasta quiso saber cuáles eran los tres elementos en que se apoyaba para escribir esos guiones tan "jodidamente buenos"; y otros tres elementos clave de dirección. Stone resumió todo en tres (más uno): "visión, imaginación, inspiración" y, después, desafío. "Cuando alguien me dice que algo no puede hacerse, eso me excita".

A las voces que decían que nadie quería ver la guerra como él quería enseñarla en Platoon, él contestó con una película exitosa en todo el mundo y premiada con cuatro Oscar. Cuando alguien dijo que nadie quería ver una película, esencialmente, sobre tipos al teléfono, él contraatacó con la icónica Wall Street.

A Stone se le considera un adepto del biopic, pero él no quiere que obras como Nixon y W. se entiendan como meras concatenaciones de eventos señalados: "No son solo hechos, sino que busco también significados". Algunos pusieron en entredicho su exploración de la historia del asesinato de John Fitzgerald Kennedy pero, según Stone, los errores eran pocos y no realmente significativos. Está orgulloso de la influencia de JFK no solo en la conciencia colectiva, sino también en el audiovisual.

A HABLAR DE SU LIBRO El invitado vino también a hablar de su libro: La historia silenciada de Estados Unidos, que recomendó vivamente, igual que su precedente en forma de serie documental. "Si queréis una película de terror, ved sus 12 capítulos". La revisión ficcional del director de la historia de su país seguirá en breve con Snowden, durante cuya preparación tuvieron que manejar material altamente sensible y se llegó a preguntar si alguien podría hacerle daño: "Te pones un poco nervioso, a veces".