El cineasta y escritor aragonés José Luis Borau reivindicó ayer, en su discurso de ingreso en la Real Academia Española (RAE), la importancia del cine como "arma de expresión, omnipresente en el habla y la literatura". El responsable de Furtivos o Tata mía, que ocupará el sillón B, vacante tras la muerte de Fernando Fernán-Gómez, jugó en su discurso con las expresiones de cine que la sociedad ha hecho suyas e instó a incluir en el diccionario términos como landismo o berlanguiano. En su replica, Mario Vargas Llosa destacó "la larga travesía por la incomprensión e indiferencia" de Borau en su trayectoria profesional.

En la literatura, en la publicidad, en la prensa, en la política, en las conversaciones, como motes, muletillas o como frases hechas... En el "habla y la Literatura" está el cine, como "arma de expresión", según dijo Borau, que enumeró un sinfín de citas.

Plató, claqueta, travelling, fotograma, cameo, el bueno y el malo, ser una ampiresa o un friki. O un tarzán, o ser más lento que el caballo del malo. También se puede ser un bambi ("por azares de la política" y en alusión al mote puesto por algunos al presidente del Gobierno), el sheriff, ser la rubia de la película, ser salvado por el séptimo de caballería...

Expresiones como tener una casa de cine; frases inmortalizadas como siempre nos quedará París, por exigencias del guión, los dichos, cargados de humor, pega menos que la Grace Kelly en un andamio, No te enrolles, Charles Boyer, hacer luz de gas o La cagaste, Burt Lancaster. También denominar rebeca a una chaqueta de lana abotonada como las de la protagonista de la primera película de Hitchcock en Hollywood... Todos forman parte del día a día, como recordó.

RECUERDO A AZCONA

"La omnipresencia del cine en el habla y la escritura ha causado también algún que otro estrago ortográfico", prosiguió Borau, quien además de recordar a Fernán-Gómez tuvo palabras para el guionista Rafael Azcona, a quien tanto Berlanga como él propusieron para la RAE hace años, considerando que el cine debía estar en esta institución.

"El ser humano parece no haber caído en la cuenta de lo que realmente ha supuesto la irrupción del cine en nuestra mente y, de rebote, en el afán de comunicarnos con el prójimo", apuntó el cineasta, nacido en Zaragoza en 1929.

Convencido de que, desde que el mundo es mundo, "contamos con dos armas" a la hora de expresarnos: el conocimiento directo y el heredado, precisó que "al cabo de los milenios, el hombre cuenta con una tercera e inesperada fuente que puede trastocar el camino tradicional de conocer y darse a entender: el cine, gracias al que todos sabemos cómo es el Tíbet o el Machu Pichu, o besar a una mujer antes de conocer a ninguna"

LA RESPUESTA

Vargas Llosa, que conoció a Borau cuando éste quiso adaptar al cine Pantaleón y las visitadoras, dijo que el nuevo académico en su cine ha insinuado "una lucha continua contra las fronteras y las nacionalidades". Sus películas condena "el folklore y el patrioterismo". Borau, concluyó Vargas Llosa, es "uno de esos raros cineastas de nuestro tiempo que ha demostrado que se puedan inventar y contar absorbentes y conmovedoras historias sin adormecer al público". Es, además, "un creador y un magnífico contador de historias con la cámara y la pluma, y también un hombre de ideas".