Tras la desamortización de Mendizábal, en 1835, el Monasterio de Piedra se nacionalizó y pasó a pertenecer al estado que cinco años después lo vendió a Pablo Muntadas por un precio 1.250.000 reales. Pero no fue él sino su hijo, Federico, el que recuperó el recinto y tomó una decisión, en aquel momento vital para conservar una de las mayores joyas del patrimonio aragonés, que apareció en un pajar que se utilizaba como paridera. No se sabe si estaba ahí para esconderlo o porque estaba en el proceso de destrucción. Muntadas decidió donar el altar relicario, rematado en 1390, a la Real Academia de la Historia, para su conservación. Ahora, siete siglos después, esta organización junto a la Institución Fernando el Católico (IFC) de la DPZ, acaban de publicar el libro El altar relicario del Monasterio de Piedra. Una monografía de la pieza realizada por Herbert González Zymla después de diez años de investigación. El historiador presentó ayer el libro (de 600 páginas y con más de 100 ilustraciones) junto al director de la IFC, Carlos Forcadell; el vicepresidente de la misma, José Manuel Larqué; y el coordinador del libro y conservador de la Real Academia de la Historia, Martín Almagro.

DAR A CONOCER LA OBRA El libro nació con "el objetivo de dar a conocer una joya del gótico europeo del siglo XIV bastante desconocida para la opinión pública aragonesa", según Forcadell. Y es que, tal como apuntó Almagro, este altar relicario aúna "toda la tradición islámica del mudejarismo con el mundo de la tradición cristiana".

El altar relicario del Monasterio de Piedra se divide en tres grandes partes, según explicó su autor, González Zymla: "En la primera, se aborda la historia de la reliquia (el Sacro Dubio de Cimballa) y los mecenas y las grandes personas que permitieron la construcción de este retablo", explicó. Entre ellos, la casa de Aragón (de ahí que aparezca su emblema y heráldica en la obra), el príncipe Martín (que luego sería Martín I el humano) y el abad del monasterio, Martín Ponce Pérez.

ICONOGRAFÍA "ESPECTACULAR" En la segunda, el autor realiza un estudio sobre la iconografía del retablo relicario que recoge "un ciclo espectacular sobre la vida de Jesucristo, que incluye los apóstoles, y los ángeles músicos en los que se puede ver cómo era la música en el siglo XIV. Precisamente, en uno de esos ángeles, González Zymla ha realizado uno de los mayores descubrimientos de su estudio: "En el que aparece tocando un instrumento de cuerda cortada, me di cuenta de que en su indumentaria llevaba una caja de inscripción en la que estaba la firma". ¿De quién? "De los hermanos Leví, pintores muy activos de la diócesis de Tarazona que, según las fuentes, o eran judíos o judíos conversos". Precisamente, en la tercera parte de El altar relicario del Monasterio de Piedra, se abordan los posibles autores que trabajan en el retablo relicario.

Esta obra que acaba de ver la luz es la primera parte de tres que estarán dedicadas al cenobio zaragozano, todas ellas realizadas por González Zymla.

Con respecto a que la pieza se encuentre en la sede de la Real Academia de la Historia, Forcadell fue contundente: "No tiene ningún sentido que vuelva, sino hacerla más accesible al público y, con este libro, es lo que se pretende".