Agustín Fernández Mallo fue invitado a participar en un congreso de redes sociales («aunque yo no sé nada de redes», confesó) en una isla de Vigo antiguo campo de concentración de la guerra civil española. Y sin pensar que eso sucedería, allí nació su novela Trilogía de la guerra (Alfaguara) con la que acabó ganando el premio Biblioteca Breve que ayer presentó en la Feria del libro de Zaragoza acompañado de Juan Bolea.

«Desde el primer momento que pisé la isla me di cuenta de que allí pasaba algo, hay un poso material, físico, con multitud de capas, en este caso geopolíticas porque había muertos ahí, claro, y nosotros dormíamos tres días en los pabellones donde tuvieron lugar los fusilamientos», explicó ayer un Fernández Mallo que fue, en ese momento, cuando entendió cuál iba a ser su nuevo libro: «Comprendí que mi poética, que al final no es más que la propia vida de uno mismo, no daba respuesta a las preguntas que me planteaba ese lugar y eso, a cualquier escritor, le desarma».

PERGEÑAR LA FICCIÓN / «¿Qué solución hay a todo eso?», se planteó en voz alta el escritor que confesó su predilección por las islas (de hecho reside en Palma de Mallorca). «La solución a esto fue pergeñar un personajes que visitaba la isla clandestinamente, puesto que no se puede visitar de otra manera, y se quedaba allí dos meses y ver qué deriva tomaba la situación. Y ahí es donde comienza la ficción de esta novela», reveló Fernández Mallo.

Y es que el propio escritor confesó que no es un creador clásico puesto que funciona casi por impulsos: «Mi método de trabajo no está previamente estructurado. Yo escribo a través de impulsos y de lo que me sucede en el día a día y cuando lo hago ni siquiera sé lo que va a ocurrir en la historia». Y es que, prosiguió su intervención Fernández Mallo, porque él cree que este método «convierte la escritura en un organismo vivo, a la historia, que es lo que le pido a la literatura, lo que me atrae de ella», señaló en el momento en el que reflexionaba: «Los escritores escribimos pero eso no quiere decir, ni mucho menos que sepamos lo que escribimos y, por eso, en ese sentido, nos viene muy bien que alguien te acompañe en una presentación porque, por ejemplo, Bolea me ayuda a comprender mi propia obra».

Bolea, que ejerció de maestro de ceremonias de este primer acto de presentación de la Feria del libro de Zaragoza, alabó la capacidad por encima de lo normal de Fernández Mallo para «jugar con las metáforas y las ideas y lo sobrehumano, que consigue relacionándolo todo. A día de hoy se puede decir que es un maestro de las ciencias ocultas» porque, a juicio de Bolea, «consigue a través de esos materiales imposibles para muchos de casar unir toda la historia en una novela», dijo el escritor ante un auditorio de medio centenar de personas, entre los que estaba el músico Richi Vicente, gran amigo de Agustín Fernández Mallo que alabó «el buen trato» que recibe siempre que visita la Feria del libro de la capital aragonesa.