Cuando el padre de Cayetana Guillén Cuervo estaba muy enfermo en el hospital, ella pasaba todas las tardes con él una vez concluían sus ensayos: «Mi madre dormía allí y mi hermana iba por la mañana... Este libro surge de esa despedida lenta en la que yo dialogaba con él y cuando lo veía con esa dignidad, a mí se me partía el alma... Era un observar cómo se estaba yendo aunque no me gusta mucho utilizar esta expresión tal y como me advirtió un lector», explicó ayer la actriz y periodista, que acaba de publicar su libro Los abandonos (La esfera de los libros) y que presentó en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Zaragoza.

PÉRDIDA DE UN PADRE / «No paraba de reflexionar sobre los abandonos como el que se vive con la enfermedad o con la pérdida de un padre. Los abandonos te convierten poco a poco en otra persona», recalcó ayer Guillén Cuervo, que por eso precisamente se lanzó a escribir un libro cuando se lo propuso La esfera de los libros: «Llevaban tiempo proponiéndomelo porque les gustaban mis artículos en El Mundo pero a mí me daba mucho respeto porque escribir un libro no se hace así por así, es una cosa muy seria».

Sin embargo, fueron todas esas reflexiones sobre el abandono las que le inclinaron a aceptar la oferta siempre «desde la sinceridad», tal y como señaló: «Vengo de una familia que nunca habíamos estado expuestos a sincerarnos con todas estas cosas pero tenía una necesidad de hablar de las cosas por su nombre...», señaló Guillén Cuervo antes de rememorar la figura de su padre: «Era una persona buena, inteligente, nada conflictiva, que nunca emitía juicios y que, sobre todo, siempre se alegraba de la presencia de la gente cercana. Yo sentía que era un motivo para hacerle feliz y eso me ha hecho a mí muy feliz, enormemente feliz. Ha sido un referente brutal en mi relación con los demás».

Y es que, siguió recordando a su padre la actriz y presentadora, «era un hombre que se conformaba con un paseo en la playa, un rayo de sol y un libro y que solo pidió una cosa, que ante su muerte, no quería tener dolor físico. Firmó un testamtento vital en Barcelona, porque allí era posible, y me hizo a mí notaria de todo aquello... Y a la hora de la verdad, sucedió todo lo contrario a lo que había manifestado. Me pareció todo tan cruel que me enfadé con el mundo... ¿Cómo era posible?»

El resultado de todo esto ha sido un libro como Los abandonos en el que la autora cuenta «desde la primera persona y cómo eran y cómo habían pasado todas estas situaciones. Son unas reflexiones muy íntimas con un espejo subjetivo que es una realidad y, de ahí, que el 50% de este libro sean las acuarelas», señaló la escritora ante el autor precisamente de esas pinturas, José Luis Massó, que habló sobre el trabajo: «Fue un proceso de mutua confianza en el que los dos nos abrimos y nos dijimos lo que nos gustaba o no del trabajo del otro. No es que fuera un placer trabajar con ella, es que fue un lujo de amigo», reveló.

CUIDADA EDICIÓN / Cayetana Guillén Cuervo, quien se mostró «entusiasmada de ver esta sala llena cuando vienes a una ciudad con un libro que no es un espectáculo», explicó que uno de los grandes atractivos de la publicación era su edición cuidada para dar una nueva definición de lo que se iban a encontrar los lectores en sus páginas: «Es una conversación íntima con un lector al que no conoces y al que le haces sentir menos solo. En el dolor, recibir los afectos con otros seres humanos te ayuda mucho... sobre todo cuando el estado emocional se prolonga con una enfermedad tan larga, de cinco años, como la que pasó mi padre», desveló la polifacética periodista quien reconoció que todas esas «reflexiones» le vinieron bien en aquella época.

Cayetana Guillén Cuervo respondió también a las preguntas de los lectores que llenaron el Ámbito Cultural de El Corte Inglés y que se interesaron sobre todo por los sentimientos de la autora a la hora de escribir este libro.