El cantautor escocés Donovan (Glasgow, 1946) inicia su gira española el próximo domingo en Lérida. Después visitará Madrid y Gijón. A sus 70 años, esta leyenda del folk psicodélico, autor de canciones como Season of the witch y Hurdy Gurdy Man, hace esta escala en una gira europea en solitario con la que conmemora el 50º aniversario del lanzamiento del disco Sunshine Superman.

-Después de tantos años, ¿tiene claro por qué hace música?

-Es una llamada, una vocación. Procedo de vidas anteriores, de una tradición de poetas irlandeses y escoceses.

-¿Qué aprendizaje obtuvo actuando de joven en la calle?

-La calle es el lugar por donde la gente pasea, así que los narradores de historias o los juglares esperamos allí a que aparezcan. Siempre se cantó en el exterior hasta que llegó el mundo moderno porque en el interior estaba oscuro. No había amplificación, no había energía eléctrica, no había mánagers, no había agentes. Solo una persona, su instrumento y una gorra en el suelo para las monedas. Siempre iba mucho mejor tener una chica joven o un chaval que se moviera entre la multitud recogiendo el dinero. Y luego te ibas a comer a un bar. Actuar en la calle es una forma pura y no debería ser prohibida.

-Cuesta imaginar a Donovan reescuchando un disco que grabó hace 50 años como Sunshine Superman. ¿Considera que le merece al pena? ¿Qué aprende tocando esas canciones de nuevo?

-Mi trabajo es atemporal y siempre fresco. No tiene edad. Revisito esas canciones con mi público y están vivas cuando son cantadas y tocadas. Los temas son siempre actuales en mi trabajo. El viaje humano es siempre el mismo. La gran pregunta es descubrir por qué estás aquí. Yo sé por qué estoy. El trabajo de los poetas es reunir a la tribu con la fuente. Estamos al servicio de los dioses.

-Además de publicar Sunshine Superman, su vida sufrió otro vuelco en 1966. Apareció en el diario News of the World dentro de un reportaje sobre drogas y rockeros. ¿Llegó a tener miedo de lo que la prensa pudiera hacer con su carrera?

-Decía el filósofo Arthur Schopenhauer: «Toda verdad pasa por tres fases: primero, es ridiculizada; segundo, recibe una violenta oposición; tercero, es aceptada como algo evidente». Estuve en el punto de mira, como siempre pasa con los poetas. La patrulla antidroga me colocó el hachís. Yo no tenía nada cuando registraron mi apartamento. El jefe de aquella patrulla acabó en al cárcel por colocarnos la droga.

-¿Cuál es el peor efecto que tuvo esa campaña en usted, más allá de no permitirle entrar en Estados Unidos varios meses?

-La patrulla me rompió una pagoda de marfil china del siglo XVIII y su estuche de cristal.

-Algunos veteranos como Neil Young dicen que la mejor forma de interpretar una canción que ya has tocado cientos de veces sin aburrirte es revivir el momento en que la compusiste. ¿Me puede hablar de cuando escribió Legend of a girl child Linda?

-Estaba dormido en un sueño mágico cuando me llegó la canción. Estaba de gira. Me desperté en la habitación de un hotel en Suecia. Recuerdo oír la canción en el sueño y darme cuenta de que era yo mismo quien la cantaba y que estaba viajando por los astros hasta el reino de las hadas, en el que se cazan canciones del aire. Agarré mi guitarra al alba en la habitación del hotel y empecé a cantarla. Desperté a mi mejor amigo Gypsy Dave y le canté 10 versos. Gypsy dice que esto solo ha ocurrido tres veces.

-¿Y el verso «Cristales brillantes en cascada bailaban melodías de clavicémbalo en dunas de arena sin huellas de pisadas»?

-Los versos que cita no me traen el recuerdo de mí escribiéndolos, sino de mí escuchándome a mí mismo cantándolos en el reino de los astros. La playa de cristales y la arena sin huellas están dentro de todos nosotros si nos preocupamos de adentrarnos. En Irlanda se llama Tir Na Gog, la tierra de la eterna juventud.

-En la época de Sunshine Superman, usted se sumergió en la música psicodélica. ¿Qué relación tiene aquel interés en la psicodelia con el trabajo que desarrolla con David Lynch promocionando la meditación trascendental? ¿Los concibe como dos lados de la misma moneda que es explorar los límites de la mente para enriquecer la existencia?

-Cuando ingresé en el Rock & Roll Hall of Fame, dijeron de mí: «Con Sunshine Superman, Donovan inició sin ayuda de nadie la revolución psicodélica». Pero el disco no trataba solo de las plantas mágicas. Da igual que llegues guiado por los chamanes de las tribus, en brazos de plantas mágicas o que te introduzcas mediante ejercicios ancestrales de yoga. En cada uno de nosotros hay un nivel de conciencia más profundo al que se le llama de muchas maneras y que sigue oculto a nuestra vista. Los Beatles y yo viajamos a la India, fuimos iniciados y volvimos a Occidente con ese conocimiento que había estado perdido y escondido 2.000 años. Se descubrió que las plantas mágicas eran a menudo un método difícil y extremo de adentrarse en tu lado trascendental, así que ahora el viaje más seguro y duradero se conoce como meditación trascendental.

-En el álbum Sunshine Superman hay dos canciones en las que habla de otros músicos: Mama Cass, de Mamas & the Papas, y Bert Jansch, de Pentagle. Hoy, si los músicos mencionan a otros músicos en sus canciones es para insultarlos, como pasa en el hip-hop. ¿había más camaradería en la década de los 60?

-Existía una fraternidad en la que se compartían sonidos creativos. Había un ansia de aprender de los otros y de transmitir las habilidades que se aprendían. No había competencia, ego tampoco avaricia por el dinero. La razón era simple: todos procedíamos de las comunidades bohemias de las tradiciones irlandesas, escocesas y galesas de poesía, música, arte, literatura, filosofía y enseñanza mística de la diosa celta Danu.