La palabra zalá fue la llave que permitió al zaragozano Luis Esteban Lezáun abrir la puerta del cuantioso premio del concurso televisivo Pasapalabra el pasado 19 de febrero. Para ello, tuvo que contestar 25 preguntas y batir a 83 concursantes en el camino. 354.000 euros fue la recompensa al esfuerzo. La mitad se lo llevará Hacienda, un gran pellizco lo destinará a Cáritas y el resto lo empleará en liquidar la hipoteca y realizar algún viaje en familia.

Este zaragozano --residente en Manacor (Mallorca), donde trabaja como inspector del Cuerpo Nacional de Policía, y licenciado en Derecho-- presentó ayer en la Casa del Libro de su ciudad natal su segunda novela, La vida contra las cuerdas, publicada por Plataforma Editorial.

--¿Qué cuenta La vida contra las cuerdas?

--Cuenta una doble trama. Una es la de la vida de un adolescente llamado Momo al que he ubicado en un pueblo ficticio del Mediterráneo y que es huérfano de padre y madre. Tiene las peripecias propias de la adolescencia, los amores y los desamores, los complejos y además una situación económica muy apurada. Por otro lado, se narra el campeonato del mundo de los pesos medios en Las Vegas, en el que participa un púgil que parte como claro perdedor. Estas historias que en principio parecen inconexas, van convergiendo hasta que al final se cierra el círculo narrativo. Son dos historias de lucha, el boxeo y la adolescencia son dos alegorías del componente combativo de la vida.

--¿Entre qué géneros se mueve la historia?

--Es narrativa pura. La historia está ligeramente inspirada en Edad prohibida de Torcuato Luca de Tena. A mí me gustó mucho de crío, la leí cinco o seis veces. De hecho, cada verano me encerraba en casa un día para leer del pirón la novela.

--No es un debutante, ya que ya había publicado El inspector que ordeñaba ovejas. ¿Qué le animó a escribir otra novela?

--Nada en concreto. En la mente de alguien que escribe siempre hay un par de ideas pegándose codazos por encontrar hueco y de repente, no sé porqué hay una que madura más.

--Si no hubiera ganado el bote de Pasapalabra, ¿hubiese podido publicar esta novela?

--Ha sido muy difícil publicarla. Sin embargo, el contrato lo tenía firmado antes de aparecer en la tele. Eso sí, la apariencia televisiva puede ser un empujón para que se distribuya mejor. Escribir por dinero solo lo hacen las vacas sagradas como Almudena Grandes, Pérez Reverte...

--Es inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía, ¿le ayuda las experiencias que vive en su trabajo para imaginar historias?

--El trabajo policial te pone en contacto con realidades feas de la existencia, convives con la desgracia humana y eso, te da mucho material narrativo.

--¿Se considera escritor?

--Escribir es un pasatiempo. Me considero un aficionado.

--¿Cuáles son sus influencias?

--Ninguna en concreto. Soy un escritor muy asistemático y anárquico. No me adscribo a ningún grupo o corriente. Leo lo que me cae en las manos.

--Hábleme de Pasapalabra?

--Desde el punto de vista económico ha sido fenomenal, desde el punto de vista humano, he hecho una cosa que nunca había hecho antes. Por otro lado, es una actividad estresante, estás sometido continuamente a un examen delante de cámaras.

--¿Cuál es el secreto para poder ganar el concurso?

--El 90% del éxito se fundamenta en el léxico que tienes de base. Si quieres completar las 25 preguntas tienes que hacer un estudio específico de palabras que vas sacando del diccionario, de listas de premios Nobel... Yo dediqué dos horas al día durante un año.

--¿Seguirá escribiendo?

--Voy a estar una temporada sin escribir porque me quiero circunscribir a mi trabajo como policía nacional.