Madrid ya se ha convertido en ciudad de musicales, siendo la ciudad del mundo donde más espectáculos de este tipo se estrenan. El público los espera y desea y los profesionales ya están más que formados. Es por esto que la Gran Vía madrileña ya puede acoger el espectáculo más esperado de la temporada, El Rey León, que con un coste de 10 millones de euros se ha convertido en la producción más cara de las presentadas en España.

Sin embargo, ésta es una apuesta segura. El musical que ya han visto más de 60 millones de personas, viene avalado por su éxito en Broadway, donde se lleva representando más de 14 años, además de Londres y Hamburgo, donde lleva 12 y 10 años. En España las ambiciones son menores y se aspira a que esta experiencia mágica permanezca en Madrid entre 2 o 3 años (tiempo necesario para rentabilizar la inversión). De momento, las cifras son alentadoras pues ya hay vendidas más de 90 mil entradas.

El teatro Lope de Vega será la casa del Rey León durante este tiempo. Sus instalaciones han tenido que sufrir una profunda transformación acorde con el espectáculo. Los pasillos del patio de butacas se quedaban estrechos para la presentación inicial por donde desfilan los animales, así han tenido que modificar la configuración de las mismas. También las puertas de entrada se han cambiado y, sobre todo, se ha tenido que adaptar y diseñar un espacio para alojar todo el material en el backstage.

La producción es una experiencia teatral enérgica que logra transportar al público al exotismo de África con increíbles e inéditas técnicas teatrales. No hay grandes decorados, por esto los animales y los paisajes son personas que dan alma y vida a máscaras y títeres. Después, la imaginación del público debe hacer el resto.

El inicio de este gran desafío comienza en la adaptación del filme, que arrasó en los cines en 1994, a un teatro. Un reto con muchos obstáculos como tener que recrear una sabana africana, un cementerio de elefantes o representar una estampida de animales salvajes en unos pocos metros cuadrados. La creadora del musical, Julie Taymor, encontró la solución utilizando diferentes técnicas que juegan con la percepción del público. Así sombras chinescas, efectos de iluminación, 300 esculturas animadas, máscaras y títeres ayudan a sugerir animales y paisajes, en una sabana donde hasta la hierba cobra vida.

Por otro lado, los personajes tienen diferentes caracterizaciones, a veces humanas y otras animales. De ahí que los actores deban tener varias habilidades. No es suficiente con cantar o bailar, también hay que hacer saltos acrobáticos, o moverse como animales.

La música y las coreografías, puramente africanas y cargadas de percusión, hacen del Rey León un espectáculo lleno de vitalidad que logra levantar al público de sus asientos para ovacionar en la despedida las actuaciones de Timón, Scar, Zazú, Rafiki, Mufasa, Nala y Simba.