Seguramente nadie es tan capaz de analizar la obra de Norman Mailer (Long Branch, New Jersey, 1923), su relación con la literatura y sus vertientes pública y privada, como el propio Norman Mailer, que hoy cumple 80 años. Ahora, cinco años después de que su editorial publicara una antología reducida de sus ensayos, este "egomaníaco crónico" ha hecho esos deberes. El ensayo The spooky art (que se podría traducir como el arte espeluznante ) es la última obra de un autor que ha hecho de la rebeldía su sello de identidad y está convencido de que "los escritores son la médula, el nutriente de una nación".

El libro del hombre que a los 26 años escribió Los desnudos y los muertos , una novela naturalista considerada una de las mejores sobre la segunda guerra mundial, es una reflexión literaria no exenta de autocrítica. "Los escritores ahora ya no se toman en serio y gran parte de la culpa debe atribuirse a los autores de mi generación, incluyéndome a mi", ha escrito el autor de Los ejércitos de la noche y La canción del verdugo , por los que obtuvo dos Pulitzer.

"No hemos escrito los libros que deberían haber sido escritos. Hemos pasado demasiado tiempo ocupados en explorarnos a nosotros mismos. No hemos hecho un profundo trabajo de imaginación que podría haber ayudado a definir América y, como resultado de ello, el ciudadano medio no ha desarrollado su capacidad de comprensión", se lamenta el autor, que añade que todavía aspira a que aparezca una especie de Tolstoi que ofrezca esa obra definitiva que conecte lo social y personal, lo público y lo privado en América.

ESPERANZA

Mailer atisba una cierta esperanza en la novela actual gracias a nombres y trabajos como los de Jonathan Franzen y su novela Las correcciones, aunque también se queja de una falta generalizada de ambición entre los intelectuales. Una ambición que a él siempre le ha sobrado.

"Probablemente los escritores tienen ahora más talento del que nunca hubo en América, pero están haciendo cada vez menos", reflexionaba recientemente en una entrevista aparecida en The New York Times , en la que lamentaba que "los mediocres son los que ganan cantidades ingentes".

The spooky art devuelve a Mailer a un primer plano de la actualidad literaria que nunca ha abandonado.