Ajardinhadas es el fruto del trabajo de tres mujeres, tres amas de casa, tres madres, tres trabajadoras, tres locas, tres despistadas, tres payasas, tres prácticas, en definitiva, de tres mujeres: Amparo Nogués, Clara Lapetra y Laura Tejero, directora y protagonistas, respectivamente, de la obra que se presenta en el Teatro del Mercado desde hoy (20.30) y hasta el domingo, en lo que puede considerarse su estreno oficial, ya que solo se ha puesto en escena en un par de ocasiones en un centro cívico.

Se trata de una comedia «terapéutica, inspirada en mujeres, en su día a día, en su fantasía y en sus hormonas», aseguraron tanto la directora como las protagonistas. Una obra que «habla de mujeres», que intenta desmitificar la situación y «empoderar el papel femenino», un «canto a la igualdad» a través de la historia de unas hadas muy particulares, que también son madres, con todas las locuras que eso conlleva. Ambientada en un patio en el que se encuentran las mujeres, entre las que están Marmita y Mercromina, dos jóvenes con nariz de payasa, vestidas de colores y con peinados llamativos, que forman una asociación de hadas-madres y anónimas e «intentan captar a todos» hacia su causa.

CARACTERES OPUESTOS / Mercromina está interpretada por Clara Lapetra, y es «más clown, más simple, más tonta, más física, con energía para cambiar el mundo y la vida entera», según la definió la actriz. Frente a ella, a Marmita la encarna Laura Tejero, y es «más controladora y habladora, todo lo organiza con la palabra... es, la lista», señaló; mientras que Nogués apostilló que «a veces las cosas cambian». Y es que en definitiva, ambas se meten en jardines de la misma manera, siempre con la complicidad del público, ya que «aunque son historias cerradas siempre hay un espacio para la improvisación»; porque «lo que pasa, está pasando en ese momento».

La idea surgió de estas tres mujeres, y pasaron «muchas horas de mesa, de probar, de escribir y reescribir» para luego ponerlas en escena en dos centros cívicos y ajustar la producción. Eso provocó que en un principio estuviera pensada para un público adulto pero «nos salió más infantil» y ahí que siguieron limando, para ponerla en escena para personas a partir de 5 y hasta 101 «por lo menos». Ellas son las caras visibles, pero para poner en marcha este proyecto, cuentan con más gente detrás, como con el vestuario de Raquel Poblador, la producción de Caviria Teatro y 7 Tools Techicals, que son la aportación masculina.