Paula Rojo visitó ayer Zaragoza para firmar ejemplares de su último disco Un Viaje en el Tiempo, y habló de su trayectoria profesional en concursos televisivos como Tú Sí Que Vales o La Voz, y su reciente experiencia en Objetivo Eurovisión, donde fue finalista.

—Podría decirse que es la causante de que toda una generación haga percusión con vasos.

—Es verdad que toda España lo ha hecho en los colegios, pero intento llevarlo con naturalidad. Al fin y al cabo yo lo hice en pleno boom, así que no creo que tenga todo el mérito.

—Ha pasado por muchos castings, Tú sí que vales, La VozSLps

—Hice los castings de Tú Sí Que Vales y La Voz prácticamente a la vez. Me presente a al primero por probar, me cogieron, y enseguida me hice ilusiones. Después resultó que Tu Sí que Vales fue un palo, nos cambiaron de canción a última hora y…un rollo. Me marcó mucho negativamente, pero tan solo durante unas horas, ya que a la mañana siguiente de la gala, llorando, en plan drama queen total, me llamaron diciendo que me habían cogido en el casting de La Voz. Si los castings de La Voz hubiesen salido un mes después, yo no me hubiese apuntado, estaba desmotivada y pensaba que no valía, pero ya ves.

—Escuchándole no puedo evitar acordarme de Taylor Swift y La Oreja de Van Gogh.

—Es inevitable, cuando nadie conocía a Taylor Swift en España yo la escuchaba a todas horas. Y con la Oreja de Van Gogh igual, es lo que yo escuchaba de pequeña. El otro día se me acercó una madre con su hija y me dijo «No sabes lo que me alegro de que mi hija te escuche, y que no sea todo reggaeton», me hizo ilusión. En ese sentido soy un poco old school, lo que canto estaba de moda hace quince años, llego un poco tarde.

—¿Se ha planteado cantar en inglés? Good to be Bad suena fantástica.

—Me encanta cantar en inglés, incluso más que en español, pero si hay algo que me guste más que cantar es contar historias, y como mi público es español tengo que cantar en español.

—En ‘Objetivo Eurovisión’ fue una de las seis finalistas, aunque finalmente fue Manel Navarro quien acudió al certamen. ¿Fue para tanto el gallo?

—No entiendo esta manía que tenemos de darle importancia a una gilipollez en vez de al resto de cosas que ocurren en el mundo. Fue mala suerte. ¡A mí me salen gallos hablando! Antes criticabas con los del bar, ahora con las redes sociales todo el mundo se cree conocedor de la verdad universal.

—Al margen de gallos, ¿cómo fue la experiencia?

—Yo llevaba una una canción muy mía, nada eurovisiva, no iba a ofrecer algo que no era yo, no quería convertirme en Paula Purpurina. Dijeron que mi canción olía a granja y la verdad es que me reí, ¡Porque era verdad! ¡Era música country! Nuestra actuación fue normal, de concierto. Y fíjate que actuación ganó. Fue un triunfo de la sencillez.

—Un viaje en el Tiempo supone una ruptura con tu discográfica.

—Fue como en una relación amorosa. Había cariño, admiración y agradecimiento, pero la perspectiva cambia. Yo les mande mi maqueta y les dije: “esto es lo que quiero hacer”. Ellos no lo tenían tan claro, entonces me fui. Ahora estoy con la discografía de mi manager y tengo el triple de trabajo. Siempre había estado metida en cada detalle, pero esta vez es diferente, todo es tuyo y trabajas con amigos. En este mundillo lo mejor es reunirte con gente que te conoce.

—Lleva tocando desde sus inicios con la Dixie Band. ¿Cómo es trabajar con ellos?

—Es diversión pura y dura. Lo que más echo de menos de Asturias al margen de la familia es pasar más tiempo con ellos. Me han aconsejado con todo, amores y desamores. Son como mis hermanos mayores. ¡Si algún día esto se acaba nos montamos un tributo de las Dixie Chicks!