Escribió el diccionario más completo de la lengua castellana, El de uso del español y, sin embargo, no fue admitida en la Real Academia Española (RAE); fue brillante, culta y con una gran capacidad intelectual, pero perdió la memoria y falleció sin saber leer y escribir: Se trata de María Moliner.

Su memoria la recupera ahora en un documental Vicky Calavia (Zaragoza, 1971), realizadora, productora y documentalista, a quien precisamente lo que más le llamó la atención de Moliner no fue su gran capacidad para crear una obra como este gran diccionario, de cuya primera edición se cumplen 50 años, "sino lo paradójico de su existencia", reconoce la autora en una entrevista a Efe.

"¿Qué por qué me decidí a hacer un documental sobre María Moliner? Pues porque, aunque me parecía una mujer admirable, me conmocionó mucho que falleciera sin acordarse ni de leer ni de escribir", explica. "Es una manera de recuperar su memoria", afirma Calavia, quien recuerda que Moliner "contrajo una enfermedad tres años y medio antes de morir, similar al Alzheimer, y se le borró todo lo que había construido en su memoria".

Y cuando se cumplen cincuenta años de su gran y única obra, Calavia ha empezado a rodar un documental, que pretende estrenar en marzo en el pueblo natal de Moliner, en Paniza, donde nació en 1900.

"Era una mujer menudita, muy poca cosa; muy ordenada y muy práctica", indica Calavia, quien añade: "le gustaba pasear y mientras caminaba unía en su cabeza las palabras; ordenaba sus ideas".

Recuerda que, para el nobel de Literatura Gabriel García Márquez, el diccionario de María Moliner era el "más divertido y el mejor que había", incluso mejor que el de la RAE. Su diccionario, obra culmen de la cultura española del siglo XX, consta de dos tomos de casi 3.000 páginas en total.

Lejos de la RAE

A pesar de esta gran obra, y al margen de que fuera mejor o peor que el diccionario de la RAE, lo cierto es que a María Moliner en esta institución no se le admitió, "bien porque corregía a los académicos y, en un mundo de hombres, que una mujer les corrigiera era complicado, bien porque no la consideraban que estuviera al nivel para entrar allí curiosamente".

Moliner abogaba por una nueva pedagogía; puso en marcha las llamadas Misiones Pedagógicas, una red de bibliotecas en la España rural, todo ello en la II República. A la llegada del Franquismo su trayectoria se vio truncada, fue depurada por las autoridades en 1939 y condenada al ostracismo. Se puso a trabajar en una biblioteca. Y precisamente en ese momento de crisis fue cuando Moliner sacó lo mejor de sí y comenzó a trabajar en la ordenación de las palabras y en el diccionario.

Actriz sin rostro

Se empleó quince años "en cuerpo y alma" para elaborar esta obra, que recogía además la relación entre las palabras y el uso de la calle.

Que este documental se elabore cincuenta años después del diccionario es mera "casualidad", ya que Calavia lleva varios años trabajando en este proyecto, que incluirá entrevistas a lingüistas, bibliófilos y expertos.

La obra tiene una parte poética, en el sentido de que una actriz encarna a María Moliner, sin que se le vea nunca el rostro, como si fuera la huella de la autora del diccionario.