Mercedes Salisachs (Barcelona, 1916-2014) se lamentaba de que era vista "como una señora que escribe, no como una escritora". Quizá para desmentir esa imagen y responder al desinterés de la crítica, la escritora, que falleció la noche del jueves a los 97 años, se empeñó en mantenerse en activo hasta el final. Su última novela, después de otros 38 libros, El caudal de las noches vacías, se publicó en el 2013, y dejó inacabado un libro de recuerdos, cuyo título debía ser Momentos. Aunque es sin duda La gangrena, la novela que surgió de la experiencia de ver morir a su hijo de 21 años con la que ganó el Premio Planeta de 1975, el libro que llegó a cientos de miles de bibliotecas familiares españolas.

En una entrevista para El Periódico de Catalunya, Salisachs replicó a los rumores que atribuían la autoría de sus libros a un negro editorial. "Me hacía tanta gracia esa idea que cuando sufrí un bajón creativo le dije a una amiga que se me ha había muerto el negro. Por suerte, a los pocos años, resucitó". Fue a principios de este siglo, cuando, en el 2002, pasó de las editoriales de toda su vida, Planeta y Plaza & Janés, a Ediciones B para hacer llegar a su público novelas, entre sentimentales y espirituales, como La conversación, Desde la dimensión intermedia y Entre la sombra y la luz. En el año 2004, además, ganó el premio Fernando Lara con El último laberinto y en el 2009, el premio de novela histórica Alfonso X con Goodbye España.

CATALUÑA Y EL CASTELLANO Salisachs estaba al margen del mundo literario, quizá, sostenía, por su condición de escritora barcelonesa en lengua castellana. "Soy catalana y vivo en Cataluña pero escribo en castellano, y aquí no hay ambiente literario para esta lengua; a veces tengo la sensación de vivir en el pozo del olvido", declaró en una ocasión.

Hija del empresario Pedro Salisachs Janés, tía de la esposa de José María Samaranch, María Teresa Salisachs, y tía abuela del catedrático Román Gubern, se casó en 1935 con el ingeniero José María Juncadella Burés (presidente de la textil Burés, fabricante de Burrito Blanco, y de Catalana Occidente). La familia huyó al territorio controlado por el Ejército rebelde en 1936, amenazada por la violencia anarquista y a pesar, explicaba la escritora, de que las ideas republicanas de su padre le costaron varios disgustos en la zona franquista.

Aunque escribió algunas historias románticas durante su adolescencia (lo que la convertía en la escritora en lengua castellana en activo durante más años), en 1955 publicó por primera vez una novela de la que no se retractó, Primera mañana, con el seudónimo de María Ecín. La relación especial con la editorial Planeta, que ayer destacó el editor José Manuel Lara, se mantuvo con los años: antes de ganar el premio Planeta fue también finalista en 1956 con Carretera intermedia y en 1973 con Adagio sentimental. José Manuel Lara señalaba ayer que la escritora fallecida es la "gran cronista" de la sociedad burguesa catalana del siglo XX.

En opinión de Román Gubern, toda la obra de Salisachs está "agarrada a un modelo permanente, el realismo psicológico, que no pasa de moda nunca". A su vez, el académico Pere Gimferrer valoró ayer que la obra de Salisachs tiene "un valor de documento histórico-literario y sociológico extenso y muy variado" ya que evolucionó "en la medida en la que lo hizo la sociedad en la que ella se enmarcaba",