Para celebrar sus 25 años de carrera, el veterano escultor aragonés José Antonio Barrios, (famoso por sus exposiciones internaciones en Tokyo, Dublín o París, y por ser el autor de las estatuillas de los premios al aragonés del año), acometerá la realización de su nueva obra, un enorme violón de 4 metros de madera, al aire libre y bajo la mirada de cualquier curioso que se quiera pasar por la localidad de Agón, en el Campo de Borja, a echar un vistazo desde hoy hasta el próximo 10 de septiembre.

-Este año cumple 25 años de escultor profesional ¿Qué valoración hace de esta etapa de su vida?

-Mi carrera profesional como escultor comenzó a los 29 años, cuando un día me desperté para ir a trabajar a la Opel y me dijeron que mi puesto iba a ser absorbido. Fue en ese momento en el que me pregunté si podría llegar a vivir con lo que realmente me gustaba, que era la escultura. Comencé mi andadura y me planteé como filosofía vital tres cuestiones, echarle ilusión, trabajo e imaginación. Si cumples con esas tres premisas está todo hecho. Me empezaron a salir proyectos: Dublín, París, Tokyo, etc. Allá donde me llamaban yo iba, y me daba igual que fuese Tokyo o Pedrola. Y seguiré moviéndome hasta que no pueda seguir haciéndolo.

-Durante los próximos días le podremos ver acometer esta escultura realizada en cedro de Líbano que ha bautizado ‘Bio-Lón’. ¿Por qué ese nombre?

-Hay un detalle que merece la pena resaltar, y es que Bio-Lón lleva b en vez de v, ya que es instrumento que viene de la naturaleza. A mi entender la música de la naturaleza es el mejor medio de comunicación. El que se ha parado en la naturaleza y ha escuchado el agua de los arroyos y la brisa entre los árboles sabe de lo que estoy hablando. Para mí eso es música. Llevaba años reservándome esta madera para esta obra en concreto ya que es una madera muy especial. Por norma general las coníferas tienen una madera que no se pudre, pero está en concreto no presenta ningún signo de deterioro.

-No es la primera vez que se enfrenta a una obra de estas características. Hace unos años ya realizó una escultura muy similar en el Simposio Internacional celebrado en Mirecourt, Francia. ¿Existe alguna diferencia entre las dos obras?

-Para participar en aquel simposio mandé este mismo proyecto, que tenía que acoplarse al tema de la naturaleza. Existen algunas diferencias, como el tipo de madera o la altura total, la de esta ocasión medirá casi cuatro metros, pero en esencia se trata de la misma escultura. En aquel simposio me enriquecí muchísimo, pude conocer a muchos colegas escultores franceses, polacos, y aprendí de su forma de trabajar. Y al final la vida es eso, aprender, algo con lo que yo me divierto un montón a pesar de que trabajes muchas horas al día y acabes la tarde rendido. Luego te vas a la cama y a la mañana siguiente estas otra vez como nuevo.

-Lleva 12 años viviendo y trabajando en Agón ¿Por qué eligió este lugar?

-No sabría decir si yo elegí el sitio o el sitio me eligió a mí. Una amiga pintora se compró una casa para pintar cerca de aquí y nos invitó a la inauguración, cuando llegué me quedé maravillado. Y ya había estado buscando una casa similar por la zona del Moncayo, ya que es una zona que me encanta, y encontré una casa en venta con una nave industrial al lado, que resultaba ideal para los trabajos con esculturas de gran tamaño. Desde que llegué he estado trabajando muy a gusto. Aquí la gente me quiere, y eso es algo muy importante para poder trabajar adecuadamente.

-Todos los aragoneses ilustres de los últimos 25 años tienen una escultura suya en casa ¿Cómo le hace sentir eso?

-Me siento orgulloso de que todas esas personas que trabajan por y para Aragón tengan una escultura mía en su casa. Es mi pequeño agradecimiento hacia ellos. Tuve mucha suerte, ya que como ya he dicho en el 92 comencé mi carrera profesional como escultor y en el 93 comenzaron los Premios Aragoneses del Año.

-¿Sigue conservando el entusiasmo de los primeros años?

-Mi trabajo es mi mayor alegría, y aunque noto que cada vez me cuesta más porque me hago mayor siento que estoy viviendo intensamente. A lo largo de mis 25 años de profesión me he encontrado con mucha gente que me ha arropado, apoyado, e incluso, locos de ellos, me han comprado alguna obra. Me debo a esa gente y de algún modo siento que se merecen algo de mí. Me encantaría que todos ellos vinieran a verme acometer esta obra, para mi ellos son lo más importante.