Cannes reconoció ayer con el premio Leica, a Los desheredados. Este diario habló con la directora antes de conocer el reconocimiento.

-¿Qué se siente al presentar Los desheredados aquí?

-Como cinéfila y como directora, Cannes tiene para mí un significado especial. Y la reacción ha sido muy buena. Me ha encantado hablar con el público y darme cuenta de que quedan claras las ideas que quería transmitir.

-¿Por qué decidió contar la historia de su padre?

-Hacía años que quería rodar una película relacionada con mi familia pero no encontraba la anécdota. Cuando hace un año mi padre me dijo que tenía que cerrar el negocio familiar comprendí que quería retratarlo. Y ha resultado ser un gran actor.

-Es un tema que se presta al dramatismo, pero opta por otro camino.

-Mi padre tiene una vis cómica poderosa. Y la idea era mostrar a un personaje que a pesar de toda la inestabilidad profesional es capaz de mantener la dignidad.

-La película da mucha importancia a los espacios, ¿por qué?

-Porque esa empresa siempre estuvo muy presente en nuestra vida. La fundó mi bisabuelo y mi padre empezó a trabajar en ella a los 18 años. Darle protagonismo al espacio es mi manera de despedirme de él. De algún modo, será un documento de nuestro pasado. Como un álbum familiar.