Fallecido ayer en Suiza a los 89 años tras una «corta pero valiente» lucha contra el cáncer, según comunicó su familia, Roger Moore pasará a la historia por haber interpretado a James Bond tantas veces, siete, como Sean Connery. No fue el mejor agente 007 cinematográfico. Siempre estará uno o dos peldaños por debajo de Connery, rivalizando quizá con Daniel Craig y con Pierce Brosnan. Pero a él le tocó encarnar un Bond bien distinto al expeditivo y lacónico que ha encarnado Craig. Moore fue un agente con licencia para matar más risueño, casi paródico.

Hizo bien la transición entre Connery y los Bond que vendrían después. Excelente en los dos primeros filmes que protagonizó de la serie, 007 vive y deja morir (1973) -quién no le recuerda escapando de sus rivales en un zoológico pisando uno a uno los cocodrilos que se le cruzan, como si fueran boyas flotantes- y El hombre de la pistola de oro (1974), donde rivalizó con el villano encarnado por Christopher Lee, de nombre Scaramanga y reconocido por tener tres pezones en vez de dos.

Roger Moore (Stockwell, Londres, 1927) fue Bond en cinco títulos más: La espía que me amó (1977), donde se aliaba con la agente soviética Barbara Bach para recuperar dos submarinos nucleares; Moonraker (1979), cruce imposible entre Bond y Star Wars; Solo para sus ojos (1981), donde el traficante era ni más ni menos que Topol; Octopussy (1983), una de las más exóticas del ciclo, y Panorama para matar (1985), en la que el antagonista era Christopher Walken, una caricatura de villano en sí mismo.

Estos dos últimos filmes ya mostraron el carácter autoparódico que Moore había asumido con absoluta licencia para reírse de sí mismo cuando hacía de 007. Tocaba un cambio, pero su relevo, Timothy Dalton, no lo mejoró en absoluto. Brosnan se le acercó en dos filmes y lo superó en otros dos, y Craig ha dado una imagen más musculosa del personaje. Pero nadie como Moore para mostrar el lado más amable y distendido del personaje creado por Ian Fleming.

¿Por qué los productores escogieron a Moore cuando Connery se cansó? Roger Moore no era una estrella, como tampoco Connery, pero había funcionado muy bien en el medio televisivo con El Santo, una serie británica de misterio y crímenes, blanda, hedonista y muy atractiva, que interpretó entre 1962 y 1969.

‘LOS PERSUASORES’ / Después, siempre en televisión, protagonizó junto a Tony Curtis la buddy movie Los persuasores (1971-1972).

Su vida sentimental fue ajetreada, aunque no trascendió en exceso en la prensa rosa salvo la última de sus relaciones. Estuvo casado entre 1947 y 1953 con la patinadora y actriz de breve carrera Doorn van Steyn; muchos años después, el actor declararía haber sido víctima de malos tratos físicos por parte de Doorn, seis años mayor que él. Después contrajo matrimonio con la cantante Dorothy Squires, de 1953 y 1968, y finalmente con la actriz italiana Luisa Mattioli, del 1969 hasta la separación en 1994, con la que tendría a sus tres hijos: Deborah, Geoffrey y Christian.

Roger Moore, quien tenía el título de sir y fue embajador de Unicef desde el año 1991 hasta su fallecimiento, dejó a Mattioli, de la que no se divorciaría legamente hasta el 2002, por una amiga de su esposa, Kiki Tholstrup, con la que vivió estas últimas dos décadas. Se casaron en el 2002, en una ceremonia privada en Montecarlo a la que no asistió ninguno de sus hijos. Las aguas bajaron revueltas desde entonces por los cauces de la familia Moore. El James Bond de esmoquin blanco u oscuro, pistola Beretta y cabello impecable -Roger Moore ni se despeinaba en las escenas de acción-, no ha superado su lucha contra el cáncer.