El arquitecto madrileño Antonio Lamela, fallecido ayer en Madrid a los 90 años, firmó algunos de los proyectos arquitectónicos más significativos de Madrid y numerosos trabajos de alcance internacional relacionados con las grandes infraestructuras del transporte aéreo y las instalaciones deportivas.

Lamela fue autor de más de 800 obras entre las que destacan las Torres de Colón de Madrid (1967-1974), en cuya construcción aplicó el sistema de «arquitectura suspendida». Se encargó también de la ordenación de la Plaza de Colón (1969), de la construcción del hotel Meliá Princesa (1963) y el edificio La Pirámide (1976), y de la remodelación, en 1993, del madrileño estadio de Santiago Bernabéu.

En colaboración con Richard Rogers, realizó también el proyecto de la nueva terminal T-4 del Aeropuerto Internacional de Madrid-Barajas en 2006. No fue su único trabajo relacionado con el transporte aéreo. Entre 2000 y 2008, Lamela se encargó de la nueva terminal del Aeropuerto Internacional de Varsovia. Fue uno de sus últimos trabajos, junto a la Ciudad Deportiva de Valencia (2005-2006).