El irlandés John Connolly estuvo esta semana en Zaragoza para recoger el Premio Aragón Negro de Honor en una gala celebrada el pasado jueves. En su último libro, La canción de las sombras, el detective Charlie Parker, convalenciente de sus heridas, se enfrenta a oscuros rencores nazis que persiguen a su vecina judía en Boreas. Connolly aprovechó su estancia en la ciudad para visitar la Aljafería, el Pilar, el Teatro Romano y el museo Goya del que salió encantado: «Me ha parecido muy interesante y cuando he estado de frente a todas esas figuras monstruosas me he dado cuenta que pueden ser una inspiración para próximas novelas», aseguró el irlandés, quien tampoco quiso perderse la gastronomía local. Connolly, que desprendió amabilidad y que incluso se esforzó en hablar algunas palabras en castellano, sacó tiempo hasta para escribir algunas páginas de su próximo libro.

—¿Qué supone para un escritor tan consagrado como usted que un festival tan joven como Aragón Negro le entregue este premio?

—Es algo maravilloso, especialmente porque en Irlanda no suelo asistir a ningún tipo de ceremonia en la que se me otorguen premios. Es un país muy pequeño y es sospechoso porque, al final, todo el mundo acaba siendo premiado. Sin embargo, cuando un país que me traduce, me da un premio es algo que me llena profundamente y es una experiencia muy bonita porque sugiere que lo que haces y escribes no es solo para una comunidad de gente cerrada. Hace que puedas llegar a todo el mundo, establece como un suelo común con otros lugares y otras gentes y es una forma de ver que España entiende lo que yo estoy haciendo, mi trabajo y por eso significa mucho más que un premio que me puedan dar en Irlanda, Inglaterra o Estados Unidos. Por ejemplo, en Alemania no entienden mis libros ni los escandinavos, no les gusta lo sobrenatural incluido en lo negro pero en España y en Francia sí lo hacéis, así que estoy muy contento de venir a recoger este premio.

—¿Es Charlie Parker una forma de afrontar el mundo?

—Um, no lo creo, diría que Charlie Parker es una ayuda para comprender el mundo. Más que una reflexión, es un prisma para ver el mundo con una iluminación diferente. En lugar de que la luz te llegue de una sola manera la fracciona, de manera que puedas ver la realidad de muchas maneras diferentes. Ese es para mí el personaje aunque me resulta muy complicado explicar a Charlie Parker.

—¿Cree que sus novelas han sido una forma de abrir debates morales entre sus lectores, entre el bien y el mal, por ejemplo?

—Sobre todo morales y sociopolíticos, especialmente en los Estados Unidos porque piensan que soy demasiado progresista porque incluyo un poquito de política en mis libros. Para mí, no es posible escribir las novelas sin un compromiso con el mundo real, no solo para entretener. Hay muchos lectores de novela negra que solo buscan entretenerse en las novelas que leen, no quieren que las novelas que eligen tengan una dimensión política. Pero, sin embargo, la novela detectivesca siempre ha sido para mí una plataforma para poder tratar temas de justicia y de compasión. En un mundo que cada vez se ocupa menos de la justicia y de la compasión, considero que es un deber comprometerse con esos temas.

—¿Eso le sienta mal a algunos de sus lectores?

—El problema es que nadie quiere que se les sermonee, que le machaquen con pensamientos políticos. Yo trato la política con la p minúscula y, sin embargo, intento abarcar temas más amplios de justicia, de justicia social, no tanto sobre el sistema legal. Sin embargo, sí que creo que los lectores que se quejan no lo hacen porque haya opiniones políticas en los libros sino porque las opiniones que encuentran en los libros son aquellas con las que no están de acuerdo. Y si no quieres que la lectura despierte algo en ti, que haya una especie de enfrentamiento con el lector, ¿para qué leer?

—¿Es necesario ese lado social en la novela negra del que me hablaba antes?

—La novela negra siempre ha estado de lado del más débil. Las raíces están en California en los años 20. Era uno de los estados más corruptos del país, su propietario era la red ferroviaria porque si controlas los bienes que llegan a la gente, controlas la economía y cualquier cosa que interviniera con los planes de la compañía ferroviaria tenía que ser aplastada. Por tanto, los políticos y la policía les pertenecía. Así que si eras pobre, eras débil. La policía no era alguien que te podía ayudar ya que estaban comprados por los ricos y privilegiados así que necesitabas que entrara alguien de fuera del sistema para que te ayudara y ese era el detective privado que fue una evolución del héroe del oeste. Y de hecho, muchos de los primeros escritores que trataron el tema de los detectives privados venían de la tradición del wéstern. Y, por tanto, creo que en el mismo corazón del género está la creencia que tienes una obligación de hablar en boca del más débil. Por tanto, es un género que siempre ha tenido mucha conciencia de la justicia social. Lo que pasa, y esto está relacionado con otra crítica muy común que me hacen que es la de que introduzco elementos fantásticos, a veces hay una perspectiva muy limitada.

—Precisamente, sobre ese tema le quería preguntar, más allá de las críticas que ha recibido de los puristas del género, ¿jugar con lo sobrenatural es su forma de hacer ver que la realidad no es solo lo que se ve?

—Todos los escritores empiezan escribiendo todo lo que leen. Y yo lo que he leído son historias de misterio con elementos sobrenaturales y me encantan los dos géneros. Para mí, como escritor, es muy natural combinar las dos pero no me di cuenta en aquel momento que igual no se entendía. Las novelas negras siempre han mirado con mal ojo la ficción con elementos sobrenaturales.

—¿Por qué cree que sucede eso?

—Las novelas de detectives tienen elementos muy racionales, el mundo se puede entender a través de la lógica. Pero a mí eso no me basta para llegar a explicar el mundo, la lógica se queda pequeña. Cuanto más sabemos sobre el universo, más raro parece todo. Sin embargo, aunque no lo crea, ambos géneros tienen mucho en común, los dos tratan el tema de la intrusión. En una novela negra la intrusión es humana con un asesino o ladrón y lo que busca es interrumpir el orden establecido y en ese sentido, la novela de misterio, me resulta conservadora, trata de reestablecer el orden que ha sido revertido. Las historias que tratan elementos fantásticos y sobrenaturales también abordan la intrusión y aunque no humana, el efecto es el mismo.

—¿Sus novelas parten del desorden?

—La cuestión es empezar a dudar lo que crees del mundo que te rodea y lo que acaba sugiriendo es que lo raro es el orden establecido. La realidad es el caos que hay por debajo de la capa bonita de la civilización. De todas las formas, tengo que decir que vengo de una formación católica y que los detectives que siempre me han encantado son los que buscan la redención. Y esa palabra redención tiene una resonancia espiritual muy fuerte cuando vienes de una cultura católica. Por lo tanto, todos esos elementos, han entrado en los libros que he escrito siempre pero nunca he visto fantasmas.

—¿Qué pensaría Charlie Parker de Donald Trump? Es posible que sus lectores se lo estén preguntando tal y como está el mundo.

—¡Oh, dios! A Parker le motiva la compasión y la empatía y no creo que Trump sea un hombre que conozca la compasión. Sin embargo, como para mucha gente que no le ha votado, espero que no vaya a ser tan malo como parece. Necesitamos mantener la esperanza. A esto me refería con lo de la política con p minúscula. Tengo amigos republicanos que son gente decente y que tienen compasión y se importan por los demás y realmente no puedes cortarlos a todos por el mismo patrón. Fundamentalmente, creo que la gente es buena y Parker también lo cree. Siempre lo demuestra aunque siempre los conoce.

—¿Está cerca el final de la serie? No quiero preguntarle ya por la muerte o no del detective Charlie Parker...

—Si estuviera en la edad en la que tuviera que ir al médico con bastante frecuencia y me estuviese diciendo que no sabe si llegaré a las siguientes vacaciones, probablemente te diría el final de la serie. Alrededor del quinto libro me entraron ganas de hacer algo diferente, me empezó a agradar la idea de que las novelas se pudiesen leer fuera del orden de la serie aunque si las leías en orden había una historia mayor de trasfondo y en algún momento esa historia sí que requiere una resolución. Si eso significa el final de la serie es algo diferente, pero me encanta escribir estos libros. Cuando hablaba de redención, también me refería a que esta requiere de sacrificios. De hecho, ya hay dos novelas posteriores a esta ya escritas, estoy trabajando ya la tercera y todos los personajes principales están acechados por la sombra de la mortalidad, especialmente Angel y Louis que se dan cuenta que al apuntarse a la cruzada de este hombre probablemente se han echado una maldición encima. Quizá pueden morir al servicio de este hombre y él también pueda morir pero en cualquier caso, sí que le puedo garantizar aquí y ahora que no será una mala manera de acabar.