Invéntate tu historia. Coge los dibujos y colócalos en el orden que quieras. Tú eres el autor. Así invitaba Cálamo a los lectores más pequeños a participar en el Día de las Librerías, que Zaragoza y España entera celebraba por primera vez. Carmen, Carla y Pablo jugaban con los dibujos y las fichas para montar un cuento y mostraban orgullosos sus últimas adquisiciones. ¿Os gusta leer? "Sí", contestaron los tres.

Otros se atrevían a contar una historia inspirada por los dibujos de unos lobos jugando. "Estaban tres lobos feroces felices en la playa, saltando y saltando porque ¡claro! la arena estaba caliente", escribían los primeros. Violeta y Jara terminaban como se termina cualquier historia: "Este cuento se ha acabado".

Los niños eran protagonistas también en la librería Antígona, donde están firmando --a primeras horas sin mucho trabajo, aunque luego se fue animando la tarde-- Alberto Gamón, David Guirao y Daniel Nesquens. Los tres reconocían que es "un detalle hacia los libros y las librerías que cuidan nuestro trabajo", decía Gamón. Guirao, por su parte, aseguraba que es positivo el "contacto con el público", Julia Millán, responsable de la librería Antígona, aseguraba que el de ayer era un día para "reivindicar la figura del librero y de la librería como sitio de encuentro donde se regala compañía y cultura"; por eso servía como "invitación a que la gente nos visite". Y recordó también a Félix Romeo, "un apasionado de las librerías que tomaba el pulso a las ciudades a través de ellas. Millán notó que había ido más gente, sobre todo muchos a "felicitarnos y eso es importante, un placer, incluso ha llamado gente que estaba fuera".

De la misma opinión era César Muñío, de Librería París, que a media tarde reconocía que "están los autores pero falta a que el público se anime", aunque era consciente de que se trataba la primera edición y se necesitaba "más tiempo para prepararlo todo". Aún así, afirmaba: "Nos han felicitado como si fuera nuestro santo".

Allí estaban firmando Pepe Serrano y Elisa Arguilé. Ella, dispuesta a que "vengan muchos niños" para firmar, mientras daba por buena la iniciativa del Día de las Librerías. Él, también, e invitaban a comprar porque "los libros no son caros, pero mantener a un autor sí", reconocía entre risas. Poco antes le había estado contando a un niño las bondades de su publicación. "Cada lector busca lo que le atrae y si está el autor, le puede contar porqué ha escrito eso", decía el autor de Cocina rápida para tortugas, que en 15 días publicará la segunda parte.

En Cálamo, Pedro Rebollo estaba dispuesto a leer textos "o que lo haga cualquiera de los visitantes", reconocía León Vela, aunque era consciente que en tiempos de crisis a la gente "le cuesta echarse la mano al bolsillo".

Además, también hubo lectura en La Pantera Rossa, El Pequeño Teatro de los Libros convirtió a los niños en libreros; y Los Portadores de sueños celebraban además su séptimo aniversario y lo hacían... leyendo.