Afónico tras horas de conversación con colegas y periodistas, que empeoraron visiblemente los efectos del tabaquismo en sus cuerdas vocales, el guionista Felipe Hernández Cava (Madrid, 1953) celebraba ayer el Premio Nacional de Cómic que el Ministerio de Cultura otorgó a Las serpientes ciegas, que firma también el dibujante Bartolomé Seguí (Palma de Mallorca, 1962). "No se trata de un libro sobre la guerra civil ni sobre la gran depresión en Estados Unidos --insistía Hernández Cava--. Esto es solo un pretexto para hablar de algo que está de rabiosa actualidad: los excesos que cometen las personas en nombre de las ideologías".

El cómic (editado en castellano y gallego por BD Banda y, en francés, por Dargaud) no ha dejado de coleccionar premios desde su publicación, entre otros los de mejor obra, mejor guión y el de la crítica en el pasado Salón del Cómic de Barcelona y también el de los libreros franceses, que lo consideraron uno de los 15 mejores cómics del año 2008. En clave de serie negra, Las serpientes ciegas reproduce la lucha fratricida en el bando anarquista, a finales de los 30, en una Barcelona agonizante.

Desde los años 70, como miembro del colectivo El Cubri, Hernández Cava ha sido un abanderado de la historieta comprometida políticamente y antifranquista. Sin embargo, con los años empezó a sentirse más atraído por los "claroscuros de la historia". "Antes creía que la verdad siempre era revolucionaria, pero ahora veo que la verdad tiene muchas zonas de sombra y a mí me gusta moverme en estas zonas de penumbra por las que muy poca gente se atreve a transitar".

Según el guionista, el jurado del Premio Nacional estuvo debatiendo entre distinguir Las serpientes ciegas o la otra obra de Hernández Cava de reciente publicación, Soy mi sueño, dibujada por Pablo Auladell. Este libro termina con Schopenhauer reflexionando sobre la condición humana mientras caen las bombas de los aliados en Dresde (Alemania). Otra vez los claroscuros de la historia.

El tándem Cava-Seguí se ha demostrado tan fértil que ya tienen entre manos otro cómic, una trama de espías con la historia de la exYugoslavia como telón de fondo. Seguí adaptó su trazo y el color al oscuro guión de Las serpientes ciegas para conseguir que las imágenes tradujeran la degradación de los personajes y de su entorno. Seguí tiene una larga trayectoria como dibujante y también como ilustrador de libros y revistas infantiles.