Wes Anderson, que ya había trabajado con Murray en Academia Rushmore y Los Tenenbaums, consiguió lo impensable: que el actor se embarcara en un rodaje de cinco meses en exteriores, apareciendo en casi todas las escenas. «Más vale que esta sea la mejor peli de la historia -dijo Murray-, porque si no, voy a matar a Anderson». La película no funcionó. Murray no solo perdonó la vida a Anderson, sino que volvió a trabajar con él.