Para qué sirven los Oscar? Obviamente los estudios de Hollywood los usan para promocionar sus películas, y a las grandes estrellas les sirven para sacar de paseo su ego. Pero, ¿qué hay del resto del mundo? ¿Qué sentido tienen para nosotros? Para quienes se interesen por ese tipo de cosas, son una buena herramienta de análisis de tendencias del mundo del cine y un buen termómetro para medir el estado de ánimo de la industria; para quienes no, usarlos como mera excusa para el cotilleo resulta entretenido. Aquí van algunas claves para entender el reparto de estatuillas que tendrá lugar el domingo, algunas de las cuales tienen que ver con la redención de la Academia del cine ante ciertas críticas recibidas en ediciones anteriores.

Después de que Hollywood recibiera palos por nominar solo a actores blancos durante dos años seguidos, en esta edición seis de los 20 candidatos son afroamericanos, y hay otro de origen indio. También entre los directores aspirantes hay un negro, Barry Jenkins, y también los hay en las categorías técnicas. Más ilustrativo: cuatro de las nueve películas candidatas al premio gordo -Fences, Figuras ocultas, Lion y Moonlight- son historias de gente no caucásica. ¿Qué influencia tuvo la campaña #OscarsSoWhite en esta diversidad? El sentido común dice que mucha. Después de todo, la Academia ha invitado a 700 nuevos miembros, la mayoría mujeres y extranjeros. Quizá de no ser por eso nadie estaría hoy hablando de Moonlight, peliculita de autor cuyo presupuesto no superó el millón y medio de dólares.

Hace no tanto que Mel Gibson fue detenido por conducir ebrio y escupir improperios antisemitas y sexistas. Su carrera tocó fondo. Estaba acabado. Game over. Hoy, en cambio, está nominado al Oscar por dirigir Hasta el último hombre, que en total ha recibido cinco nominaciones. Parece que el tiempo y una película de guerra es todo lo que en Hollywood necesitan para perdonar y olvidar.

Lo que la Academia parece haber pasado por alto es esto: Hasta el último hombre habla del soldado Desmond Doss -en la Wikipedia explican su hazaña muy bien-un hombre moralmente noble que atraviesa su propio calvario y sufre castigos y finalmente ve la luz, o la redención, a través de niveles inhumanos de sufrimiento. La historia de un hombre perseguido por sus creencias, contada por alguien que se cree perseguido por las suyas -así como por todas esas cosas que dijo en plena cogorza-, y que logra demostrar que todos estaban equivocados sobre él. ¿De verdad Gibson está arrepentido?

Las películas, como casi todo en esta vida, son producto de su tiempo. Y eso queda particularmente claro revisando los títulos aspirantes al Oscar a la mejor película. Todos ellos transmiten sensaciones y emociones que, de una manera u otra, responden a las zozobras que la inquietante realidad nos genera. Manchester frente al mar nos recuerda que nuestras vidas son tristes y deprimentes, y La La Land nos invita a escapar a un mundo de colorines para protegernos de la pobreza energética y la subida del precio del calabacín. Moonlight nos abre los ojos frente a la tragedia de aquellos estigmatizados al nacer, y La llegada reconoce la tolerancia y la unidad entre los pueblos como única salida. Y tanto Lion como Figuras ocultas nos dicen que, aunque el futuro esté pintado de negro, con esfuerzo y tesón todos los sueños se cumplen. Bueno, vale, de acuerdo.

La ausencia más publicitada entre las candidaturas es la de Amy Adams por su trabajo en La llegada -película que por otra parte suma ocho nominaciones-. Los expertos dan por hecho que la actriz pagó caro el hecho de tener otra interpretación con la que seducir a los académicos -en el thriller Animales nocturnos-, y que los votos por ella se repartieron entre ambas.

De todos modos, ser olvidada quizá no haya sido algo tan malo para la actriz, que ya suma cinco nominaciones en su carrera. Parece cantado que el Oscar a la mejor actriz irá este año a Emma Stone. De haber vuelto a ser nominada pero no finalmente elegida, igualaría a Glenn Close y Thelma Ritter como la actriz que más veces se quedó con las ganas de ganar el Oscar: seis, nada menos. Es un honor dudoso, sin duda.

La La Land tiene todos los números para arrasar con los premios más importantes; entre ellos solo el de mejor actor parece destinado al trabajo de Casey Affleck en Manchester frente al mar. Los motivos que señalan como favorito al musical son varios. Es una carta de amor a Los Ángeles, donde viven la mayoría de los académicos, y además rinde tributo a una cosa que les enamora: ellos mismos. Dicho de otro modo, entre otras cosas habla de la magia del cine y la grandeza de los actores, algo que en mayor medida también les pasaba a tres de los últimos títulos ganadores del Oscar a la mejor película -The Artist, Argo y Birdman-.

Desde que en 1973 Marlon Brando mandó a una activista indígena a que rechazara su premio por El Padrino, la noche de los Oscar a menudo ha sido la excusa perfecta para que los premiados exhibieran su compromiso con las causas más diversas. La presencia de Donald Trump en la Casa Blanca garantiza que este año la ceremonia será una de las más politizadas. ¿El discurso que Meryl Streep pronunció en los Globos de Oro? Seguro que muchos de los candidatos se están inspirando en él mientras escriben el suyo. Parece claro que el magnate merece todas las críticas, pero, ¿de verdad que hacerlo vestido de Gucci y Manolo Blahnik es adecuado? ¿Y de verdad es eso lo que los espectadores quieren ver?