Asegura el director Agustí Villaronga que la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes, en Sariñena, "transmite una magia especial". Sus enormes dimensiones, llenas de estancias de todo tipo, desde la iglesia y el claustro hasta las habitaciones de los cartujos, buhardillas o la cocina y los graneros del edificio de obediencia, la han hecho pasar de ser un monumento hasta hace poco casi en ruinas a escenario principal de uno de los proyectos cinematográficos más importantes del año.

Y es que el realizador de la multipremiada Pan negro ha elegido el monasterio cartujo de los Monegros y sus alrededores como localizaciones para buena parte de las escenas más importantes de Incierta gloria, basada en la novela homónima de Joan Sales, cuya trama central se localiza en el frente de Aragón. Sales pasó su experiencia en la guerra civil en la localidad turolense de Estercuel, donde en principio iba a realizarse el rodaje. Pero fue complicado, "y entonces descubrimos la Cartuja y el resto de las localizaciones relacionadas y vimos que era una maravilla de sitio, donde el tiempo se había detenido", señala Villaronga.

LA GUERRA, UN GÉNERO

Una admiración por el monumento --que por cierto fue cuartel de los dos bandos en la guerra y conserva pintadas-- y por el paisaje monegrino que comparten tanto la productora, Isona Passola, como los protagonistas, como Bruna Cusí, quien recuerda que el pasado viernes, cuando llegaron a rodar "encontramos un lugar varado en el tiempo, lleno de vegetación y misterio y entonces comenzó a soplar el viento, que fue fatídico para la escena, algo salvaje. No hay duda que el paisaje también habla como un personaje más".

Cusí, junto a Marcel Borràs, Oriol Pla y Núria Prims son los principales protagonistas de Incierta gloria, una película "que no es bélica, pero tiene como trasfondo la guerra civil, que afecta a todos los personajes", dice Villaronga, quien tiene claro que "todavía hay muchas cosas que contar de la guerra civil, nunca está de más hablar de ella pues siempre hay nuevas perspectivas desde las que abordarla", dice un director para quien la contienda y sus consecuencias ha sido un tema recurrente en películas como Pan negro o El mar.

También la productora Isona Passola defiende lo que considera "un género". "Siempre dicen 'otra de la guerra civil'. Pero cuántas se han hecho del Oeste o de la segunda guerra mundial. Aquí lidiaron las ideologías del siglo XX y vino mucha gente a morir por sus ideas. Es un temazo", dice rotunda.

Pero como ambos explican, la historia no se centra en la contienda, sino en cómo esta influye en los personajes. "La novela está llena de reflexiones filosóficas y de personajes con grandes pasiones; es un triángulo amoroso de tres personas, casi niños, a los que la guerra los pone en una situación límite", cuenta Passola.

Así, la trama gira en torno al personaje de Lluís (Marcel Borrás), un joven oficial republicano destinado a un puesto temporalmente inactivo, que conoce a una enigmática viuda de la que se enamora. La Carlana (Núria Prims) logra embaucarlo para falsificar un documento que la convierte en "la señora de la comarca". El mejor amigo de Lluís, Julio Soleras (Oriol Pla), un oficial degradado, descubre el fraude y a cambio de no delatarlo, le exige que aleje de los bombardeos de Barcelona a su hijo y a su mujer, de la que está secretamente enamorado.

Y en todo este entramado de amistades y traiciones, la Cartuja de las Fuentes, se alza como otro gran protagonista, pues sus dependencias se han adecuado a distintas necesidades, ya que si bien la iglesia hace de iglesia --arrasada por los milicianos, como podía verse en las escenas rodadas ayer--, otras zonas como el dormitorio abuhardillado de los monjes, la cocina o el patio se han convertido en las estancias de la gran mansión de Carlana, cuya imagen exterior, sin embargo, se localiza en Alquézar, "es lo que tiene el cine", recuerdan con sorna.

En total, unas 70 personas forman el equipo, de las cuales "20 son aragonesas", explica la productora, que se muestra "encantada de la implicación de las gentes de la zona y de las instituciones".

Después de la Cartuja de las Fuentes, el equipo --en el que también colabora la productora aragonesa de Gaizka Urresti-- se trasladará a otros escenarios aragoneses, donde rodará durante dos meses: Angüés, Alquézar, Barluenga, Quicena, Casbas, Alcubierre, Leciñena, Belchite, Pallaruelo y Caminreal. Después el rodaje concluirá en Barcelona. La película cuenta con un presupuesto de 3,5 millones de euros, de los cuales el 10% lo aportan las instituciones aragonesas.