Con 22 años de experiencia en la Policía Nacional, una medalla al valor por una trayectoria intachable, y un rosco de Pasapalabra en el bolsillo, Luis Esteban resulta todo un ejemplo a seguir para los opositores al cuerpo de policía. Tras publicar en 2013 El inspector que ordeñaba a las vacas y en 2015 La vida contra las cuerdas, Esteban sorprende con una novela negra policiaca que muestra la cara más sórdida de su ciudad de nacimiento, Zaragoza.

-¿De dónde saca tiempo para escribir?

-Sinceramente robándole horas al sueño. Afortunadamente no duermo mucho, así que me quedan ahí unas horas libres de insomnio. Yo no veo la tele ni estoy en las redes sociales, mi tiempo de ocio consiste prácticamente al 100% en leer y escribir.

-Tras escribir de boxeo, vuelve a la novela policiaca.

-De hecho, yo más bien diría que es la primera novela policiaca como tal que escribo. En El inspector que ordeñaba a las vacas mezclé una trama policial muy básica con algo de psicología autodivulgativa. La razón es bastante simple, soy policía desde hace 22 años, me conozco todas las técnicas y todos los trucos del mundo policial. Me he ahorrado el trabajo de documentación, y si no conocía algún aspecto relacionado con una especialidad solo tenía que levantar el teléfono y llamar a un compañero.

-¿Hay mucho de experiencia personal en lo que cuenta?

-He tenido muchos trabajo de riesgo y fatiga, pero no porque sea Geyper Man, sino porque me ha tocado. Algunas de las escenas que se narran son cosas que he vivido, o que las ha vivido algún compañero. La vida policial te da un caldo de cultivo idóneo para crear historias. Cada escena operativa está relacionada con algún recuerdo, con un rigor del 100%. Concretamente el personaje protagonista está inspirado físicamente y solo en parte psicológicamente en un compañero mío. El lo sabe, pero aún no ha leído el libro; aguardo su reacción muy expectante (ríe).

-Su novela sucede en una Zaragoza que muestra su lado más desagradable. ¿Es una ciudad segura?

-Sí que lo es, sobre todo si tenemos en cuenta de que es una ciudad muy grande. Esto que voy a decir en un poco arrogante, pero tenemos un cuerpo de policía excepcional. En España tenemos la segunda tasa de homicidios más reducida en Europa y la quinta a nivel mundial. Otras estadísticas pueden maquillarse, pero la tasa de homicidios es reveladora. Evidentemente tenemos una sociedad civilizada, pero también un cuerpo policial muy efectivo.

-Al principio de su novela, hay una nota que advierte al lector acerca de que las opiniones expresadas en el libro no corresponden a las del autor.

-Antes de madurar como lector, recuerdo que tendía a identificar las opiniones expresadas en una novela con las del escritor. Con el tiempo me di cuenta de que ni siquiera el narrador omnisciente tiene que reflejar la opinión del escritor. Como en mi libro hay expresiones e ideas que pueden herir los sentimientos de mucha gente, escribí la nota para que los lectores no cayesen en el mismo error en el que yo caí durante años.

-Homofobia, yihadismo, ideología de extrema derecha, ¿Un reflejo de nuestra sociedad?

-He intentado tratar varios aspectos de actualidad que preocupan a la población, además de los temas eternos como el amor, el odio, el bien, el mal, y como para luchar contra el mal hay que bordear el mal, meter la mano en el barro. Yo soy antropológicamente optimista, y creo que la sociedad va avanzando con dientes de sierra, con caídas y subidas. Vivimos una etapa de confusión, no necesariamente de una forma negativa. Ahora hay más voces discrepantes que ponen en entredicho los valores sobre los cuales se había regido la sociedad tradicionalmente. Quizá de esta confusión salga un avance.

-¿Tiene algún proyecto futuro?

-Si el libro tuviese éxito tengo en mente una secuela. Siempre y cuando pudiese compatibilizarlo con mi trabajo, mis prioridades son claras. Lo que me da de comer y de lo que me siento orgulloso es de pertenecer a la Policía Nacional.