La actriz chilena Paulina García defendió ayer en Cannes con La novia del desierto un relato sobre segundas oportunidades, «muy interesante y un desafío», que está dirigido por las debutantes Valeria Pivato y Cecilia Atán.

Teresa, la protagonista, es una mujer de 54 años que toda su vida ha trabajado como sirvienta y que se ve obligada a emprender un largo viaje en el que se descubrirá a sí misma después de que la familia venda la casa y la mande a la lejana San Juan. «Se ve como un personaje retraído. Son pocas las veces que un protagónico puede tener esa cualidad, y me pareció una hermosa oportunidad para buscar o poner luz sobre lugares desconocidos para mí», explicó la intérprete.

García (Santiago de Chile, 1960) se estrena en Cannes por partida doble. Junto a este filme participa también con La cordillera, del argentino Santiago Mitre, encabezado por Ricardo Darín.

La intérprete ha apostado en esta ocasión por dos directoras noveles, de las que le atrajo su fuerte compromiso con el proyecto. Pivato y Atán, nacidas en Buenos Aires en 1973 y 1978, respectivamente, tenían una larga trayectoria como asistentes de dirección, en películas como El hijo de la novia o El secreto de sus ojos, antes de lanzarse en solitario.

Esta cinta, según la primera, lanza un mensaje «optimista»: «Hay una sensación de un bienestar al final, de tener la posibilidad de empezar de nuevo, no importa cuál sea la edad. Es difícil encontrar en el cine mundial historias encarnadas por mujeres de 50 años, y en una época donde pareciera que todo te tiene que pasar antes de los 30, mostrar de alguna manera que a los 50 todo puede pasar de nuevo nos parecía sumamente atractivo”, añade.