L´homme qui marche I, una impresionante escultura de bronce de tamaño natural --1,83 metros de altura-- realizada, en el año 1961, por Alberto Giacometti (1901-1966) sacudió el pasado miércoles el mundo del arte al batir todos los récords de venta en una subasta. La pieza, con un precio de salida entre los 12 y 18 millones de libras, se adjudicó a un comprador anónimo por la astronómica cifra de 65 millones de libras (104,32 millones de dólares o, lo que es lo mismo, 76,3 millones de euros). Y superó la marca que, desde el año 2004, ostentaba la venta del óleo Muchacho con pipa (1905), pintado por Pablo Picasso (76,1 millones de euros). Las reacciones fueron inmediatas. Por un lado, la pregunta obligada: ¿significa esto la reactivación del mercado del arte? Y por otro una curiosidad lícita: ¿quién la compró? Y un tercer interrogante: ¿qué vale realmente una obra de arte?

Las respuestas a la última cuestión son contundentes. Las otras no tanto. Según Edmund Peel, durante años responsable de Sothesby´s España y actualmente asesor de coleccionistas, museos e instituciones, "una obra de arte no tiene un valor intrínseco ni objetivo, siempre es consecuencia de una apreciación subjetiva". Entonces, ¿qué vale? "Lo que alguien esté dispuesto a pagar". De la misma opinión es el economista y autor del libro El tiburón de 12 millones de dólares, Don Thompson: "El licitador que gana en una puja ofrece más que cualquier otro porque piensa que la obra lo vale". Lo que no significa que, para Thompson, la cantidad no sea "impresionante", e incluso exagerada, como lo son lo 26,9 millones de libras (31 millones de euros) pagados por otra de las piezas que se subastaron en la puja del pasado miércoles: Church in Cassone, un cuadro de de Gustav Klimt. "Es una obra preciosa y de gran calidad, pero ¿31 millones de euros? ¡Guau!", exclama Thompson.

Por lo que nadie parece estar sorprendido es por el récord, a excepción de los responsables de la sala Sotheby´s que admiten que esperaban una buena cotización, pero no batir una marca.

Peel apunta que el pasado mes de diciembre "pasó lo mismo con el dibujo Cabeza de musa, de Rafael". El boceto, tras una intensa puja en Londres, se adjudicó por 29,2 millones de libras (35 millones de euros), un auténtico récord histórico, ya que el precio más alto pagado por un dibujo de un maestro clásico hasta esa fecha eran los 8 millones de libras por los que se vendió el Cristo resucitado de Miguel Ángel, en el 2000. También apuntaban hacia esta dirección las subastas del pasado otoño en Nueva York, donde la estrella fue la pieza 200 One Dollar Bills, de Andy Warhol, que tras una puja entre nueve personas, se adjudicó por 32 millones de euros.

COMPETICIÓN Y CODICIA A juicio de Peel esto indica que "en el mercado hay mucho dinero para piezas que se perciben como excepcionales: únicas y de gran calidad". Como el dibujo de Rafael y como L´homme qui marche I, una escultura emblemática de la segunda mitad del siglo XX que además tiene la particularidad de haber estado fundida en vida del autor. En este caso a la excepcionalidad se le suma la escasez: "La mayoría de piezas de Giacometti de esta calidad están en museos o grandes colecciones, podemos tardar décadas en ver en el mercado una pieza similar, esto activa el factor compra ahora, puede ser la última oportunidad", explica Thompson, quien apunta otra causa para el desorbitado precio: "Competición y codicia".

Ambos expertos coinciden en que las piezas históricas "son las que mejor han aguantado la crisis" y son estas las que se están imponiendo. "Ahora lo que marca el precio es la selectividad de la obra, no la firma. Y esta es la tendencia", asegura Peel, quien añade el factor calidad al de exclusividad: "Hay mucha exigencia por la calidad, actualmente se prefiere una obra excepcional en papel a un óleo menor". Cuando históricamente la obra gráfica siempre había sido menos considerada.

SUPERESTRELLAS Así pues, parece que sí que hay una ligera recuperación en el mercado del arte después de las ventas del último trimestre del 2009 y las de principios del 2010. Pero con matices. "En el mercado actualmente hay dos niveles: el de las superestrellas, al que acuden los supermillonarios, y el resto. Antes, si subía la parte alta, subía todo. Ahora no está tan claro", aclara Peel. Habrá que esperar a ver qué pasa.

De la misma opinión es Victoria Combalía, crítica y asesora de arte: "Hay recuperación para las piezas buenas e históricas, con las que es imposible equivocarse, y en los países anglosajones, donde los coleccionistas son fuertes; pero no en general".

En España el mercado está dormido, aunque Victoria Combalía es optimista "estas ventas crean confianza y de rebote pueden reactivar todo el mercado. Un mercado que, como le inmobiliario, se basa en la confianza". Los resultados de la feria de arte Arco (del 17 al 21 de febrero) serán un buen indicador para saber cómo está el panorama español. "Aunque hay que decir que las grandes firmas como Tàpies, Miró, Chillida, Saura, Palazuelo y Ràfols-Casamada aquí nunca han dejado de venderse", concluye Combalía.

DEL ESTE A ORIENTE MEDIO Y, por último, la pregunta del millón, ¿quién adquirió en la subasta L´homme qui marche I? Los bolsillos con estas posibilidades son pocos y los expertos descartan a los coleccionistas occidentales. Así que todas las miradas se dirigen hacia Rusia y se fijan en potentados como Boris Ivanishvili y Roman Abramovich, o hacia Oriente Medio, con las familias reales de Qatar y de Abu Dabi como protagonistas. .