DEDICACION ENTREVISTADORA PREIODISTICA, COLUMNISTA Y ESCRITORA DE LIBROS SOBRE TEMAS DE ACTUALIDAD NACIDA EN VALENCIA, 1940 LIBROS ´CON LA VENIA, YO INDAGUE EL 23-F´ EL HOMBRE DE VILLA TEVERE (JOSEMARIA ESCRIVA)´. ´LA REINA´. ´YO ENTRE EN EL CSID´, ´GARZON: EL HOMBRE QUE VEIA AMANECER´ ´JEFE ATTA, EL SECRETO DE LA CASA BLANCA´, QUE AYER FIRMO EN LA LIBRERIA GENERAL, TODOS EN PLAZA Y JANES

--En su libro, Mohamed Atta se presenta con la timidez del inteligente, y George W. Bush con la del inseguro.

--Atta es duro, Bush es blando. Los dos son abstemios: Bush porque huye de un vicio, de una dependencia al alcohol, y Atta no quiere caer en la tentación.

--El 11 de septiembre del 2001 sus vidas se cruzan

--Uno se mata y el otro se esconde. Uno ataca y el otro huye. Pero ataca el que está lleno de odio y de fanatismo.

--Lleno de odio, pero aparece siempre como un creyente

--Yo he leído el Corán. Primero, como lo leería cualquier cristiano, con prevención, luego con afecto literario; más tarde con afecto religioso y al final con devoción. He hecho oración con el Corán. Pero en ningún momento puede el Corán cohonestar lo que hizo Atta. No manda esto. Prohibe el suicidio y atacar a las víctimas indefensas: mujeres, niños, árboles, casas..., o atacar al que no te ha atacado.

--El Atta estudiante ¿no es una proyección idealizada?

No. No me he inventado al Atta joven. He hablado con colegas, compañeros, el profesor suyo, la directora de tesis... Todos te van dando un biotipo. Tiene un atractivo señero.

--Usted escribe: No estaban locos, estaban equivocados

--Llegaron a un funesto error. Se explica por el proceso de adoctrinamiento. Cualquier hombre de occidente no puede decir que este fenómeno le queda lejos, porque sus hijos pueden caer en una secta, con un proceso que implique el suicidio. Atta y sus compañeros llegan al compromiso de martirio y desde 1996 se convierten en una especie de muertos andantes.

--A personaje juvenil usted lo mira en el libro con cariño.

--Como autora, tengo la obligación de meterme dentro, igual que hice con Garzón o con la Reina, y enamorarme, quedar subyugada del personaje. El conocimiento es una forma de amor. Cuando conozco al niño, al adolescente, siento su dolor precoz por el abandono de la madre y trato de entender su misoginia, su idealismo, sus fotos. Amo a Atta. Tengo que amar para conocer. Pero entonces, surge el problema. El lector se siente incómodo al ver que el héroe es el malo. Entonces tenso el arco de su aguante y cuando está ya a punto de dejar el libro, viene un cambio de rumbo.

--¿Cuándo pasa a ser el malo?

--El momento es una escena en Florida en la que él va a pedir una subvención para alquilar una avioneta. Y hay una empleada pública que se despierta sobresaltada con la mirada fría de aquel hombre. Aparece la crueldad de Atta. El lector descansa, afloja, dice: Ah. En definitiva, el autor y el lector rechazamos a Atta, pero el lector necesita siempre un amarre. Yo, no.

--¿Está claro que no cayó ningún avión sobre el Pentágono?

--No cayó nada. El Pentágono activó el dispositivo de defensa, compuesto de 1.080 misiles, y algo les estalló desde dentro, a fuerza de no usarlo. Desde 1943 no les había atacado nadie. Hasta el 11-S era el país más defendido de la nada.

--¿Cómo sabe esas conversaciones y datos de primera mano?

--A veces se recrean conversaciones como recurso literario, pero lo normal es utilizar datos fidedignos, que no puedo ni debo decir quién me lo ha contado. Una discusión en Las Vegas entre cuatro que han muerto y otro que estaba en el pasillo vigilando y que también murió. Este marca unos prefijos de Alemania y llama contando lo hablado. Estuve horas tomando el pulso a mi integridad sobre escribir o no escribir algo que podía hacer suponer qué personas podían haber filtrado esos datos, cuando están procesadas.

--¿Actúa bien Occidente?

--Yo sé que hay medio planeta alejado de Occidente. A Bin Laden se le ve como un jinete ideal que cabalga o como un chivo neurótico. Trato de ser poliédrica y extraplanetaria para ser imparcial. Por eso no podía compartirlo con nadie. Al escribir este libro me he encontrado más sola que nadie. Estar fuera y dentro. El culpable es el culpable, el valiente es el valiente. No podemos seguir ninguneando ni dejando marginados sin cultura, sin escuelas, cogiendo cosechas, mano de obra barata. No soy pro árabe. Pero estoy con el hombre.