El lado tierno de Juan Bautista Albesa Segura, un guerrillero anarquista que fundó una colonia para niños refugiados en la Guerra Civil y acabó repudiado por los suyos, se revela en un libro del escritor Lluis Rajadel, que define al pistolero como "osado" y "violento", pero también "solidario".

Bajo el título "La ternura del pistolero. Batiste, el anarquista indómito", editado por Comuniter, el escritor y periodista reconstruye la vida de este personaje, al que llegó a entrevistar en su juventud cuando se iniciaba en el periodismo y el guerrillero volvía a Valderrobres (Teruel), localidad natal de ambos.

Batiste (Valderrobres, Teruel, 1911-Perpignan 1999) había sido amigo del abuelo de Rajadel, y el autor del libro sabía de sus avatares "por la tradición oral, por lo que contaban en el pueblo", explica en una entrevista a Efe.

Lo que se decía de este personaje ejercía una poderosa atracción en aquel joven que dejó su trabajo en el campo por el periodismo, aunque echando la vista atrás ahora Rajadel, periodista de Heraldo de Heraldo de Aragón, lamenta no haber sabido sacar más partido de aquella conversación.

Esa tradición oral hablaba de héroe o villano, según quien contaba la historia, y en eso Rajadel vio la imperiosa necesidad de profundizar en este personaje que califica de poliédrico, porque era capaz de las cosas más tiernas y las más crueles.

Entre 1938 y 1939 Batiste consiguió construir un oasis para doscientos niños en la masía la Beguda, en Barcelona.

Allí llevó a estos pequeños, muchos huérfanos, desde el campo de refugiados aragoneses de Reus (Tarragona) y en ese tiempo, recuerdan aquellos niños de la guerra, vivieron en un paraíso con comida, juegos, servicio médico y excursiones.

Aquellas vivencias las relató uno de aquellos "xiquets de la Beguda" años después en una biografía que llegó a las manos de Rajadel, aunque el material acabó en un cajón como también la conversación de juventud, mal grabada en un magnetófono.

En el centenario del nacimiento de Juan Bautista, Rajadel recuperó todo aquel material y aprovechó la experiencia de años de profesión para comenzar una investigación por libros, periódicos, biografías y testimonios con los que reconstruir al personaje.

Lo define como un hombre "osado, violento y solidario", con tantas caras que a pesar de los años y de su estudio, sigue mostrando grandes incógnitas, explica el autor de la publicación.

Además de su proyecto en La Beguda, a lo largo de su vida ejerció de guardaespaldas del banquero Juan March, y tiempo después intentó secuestrar al primo del mismo financiero.

También lideró un grupo guerrillero especializado en sabotajes tras las líneas franquistas en la Guerra Civil y dirigió la represión en la retaguardia republicana en buena parte de Aragón, pero al terminar la II Guerra Mundial fue condenado por colaborar con los nazis durante la ocupación de Francia.

Y a veces, todo al mismo tiempo. "Compatibiliza la acción guerrera con la gestión de la colonia, a la que a veces volvía herido", recuerda Rajadel de aquella etapa de su vida.

Es la que Batista recuerda con más emoción, según explicaba el guerrillero cuando fue entrevistado por Rajadel "Inimaginable", decía aquel pistolero emocionándose hasta el borde del llanto, con una mezcla de orgullo, nostalgia y satisfacción.

Tras huir a Francia, Batiste se hizo amigo de un coronel de las SS en el país galo y acabó siendo un proscrito para la CNT, e incluso llegó a ser juzgado por ello.

Así lo recogía "Midi Libre", el periódico de referencia en Montpellier, que dedicaba su portada del 19 de mayo de 1948 al macrojuicio en Toulouse contra una célula colaboracionista con los nazis, de la que formaba parte, decían, Batiste.

Pero la sentencia, de apenas cinco años, parecía leve cuando otros fueron condenados a pena de muerte: "No sé en qué colaboró o en qué medida se aprovechó de los nazis" añade Rajadel.

El libro es el resultado de cinco años de investigación aunque el autor tiene todavía muchas preguntas sobre este personaje que murió en 1999 como hortelano en Perpignan.

Ni bueno ni malo, ni héroe ni villano. O todo en uno, tal y como lo define Rajadel en el libro: "Una existencia en la que se combinan, a veces de forma retorcida, el idealismo, el pragmatismo, la fuerza y la ternura".